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viernes, 19 de febrero de 2021

BURBUJAS DE LUCES EN LA SOLEDAD.

En los agujeros de la soledad de la pandemia, se cuelan los brillos de vidas que  suceden en los rincones de  una ciudad ausente.




En la noche porteña, este verano del 2021 todo tiene una sutil música de melancolía. Sonidos de otro tiempo se presentan en la oscuridad, para encender momentos vividos, para impulsar vidas que claman por futuro en medio del silencio.






Fotos @eljineteimaginario

Avenida Córdoba y Reconquista. Ciudad de Buenos Aires.

miércoles, 3 de julio de 2019

ESCENA DE NOVELA NEGRA EN UNA ESQUINA TRADICIONAL


Escena de novela negra. Eso es lo que sugiere esta imagen de la esquina de Avenida Garay y Paseo Colón. Aunque la escena también podría  ser la de tres jóvenes que marchan alegremente hacia una noche feliz. El lugar no tiene nada de histórico ni han  ocurrido sucesos clave en la historia de la Ciudad de Buenos Aires. Podría ser solo una cuesta, igual que otras que tiene la barranca que  - en otro tiempo – daba con el Río de la Plata. Sin embargo, ciertas casualidades han dejado su impronta en esta esquina. Por ejemplo, el mural  Educación o Esclavitud.

A cien metros del  Parque Lezama, este lugar podría ser uno más de paso. En los registros urbanos solo apareció en la prensa en junio de 1966, cuando se incendió el enorme depósito del servicio oficial de Correo de Argentina,  que dependía de la Secretaría de Comunicaciones del gobierno nacional. El predio ocupaba toda la manzana de  Av. Garay, Balcarce, Brasil y Paseo Colón. Desde ese tiempo hasta hoy, solo fue ocupado parcialmente por la Dirección Antártica del Ejército argentino. un  sitio al que nadie le presta atención,  pero que en su interior alberga el Museo  de las Actividades Antárticas “Gral Hernán Pujato”. Un lugar donde se pueden ver todo tipo de artefactos, aparejos, instrumentos y medios de movilidad que se usaron en las distintas campañas antárticas terrestres de Argentina.
Otros seguramente recuerden esta esquina porque es “la esquina del mural. Una obra que sin duda ven a través del autobús, cuando gira desde Paseo Colón, para tomar la Av. Garay en dirección a la Plaza Constitución, el principal centro ferroviario del sur de la ciudad.  Pero esa “esquina del mural”, es la que contiene en uno de sus muros, una de las principales obras del muralismo argentino. A través de este enlace, pueden acceder a una nota en este mismo blog, que  publiqué en  2015, y que se titula MURALISMO EN BUENOS AIRES.


La obra fue realizada por El Taller Muralista de la Unión de Trabajadores de la Educación. Se titula “Educación o Esclavitud” y tiene unos 300 metros cuadrados. No es posible circular por esta esquina sin ver sus imágenes, que representan a un grupo de maestros enfrentando a las fuerzas de represión que persiguen el reclamo popular.  El tema – en un país como argentina – es atemporal,  puesto que la metodología de la represión,  como sistema de solución de problemas, sigue siendo tan vigente como a finales del siglo XIX. La calidad de la obra  desde el punto de vista artístico ha sido remarcada por los expertos. Pero a simple vista, también se puede observar que el nivel técnico del trabajo es de primera. Ha sobrevivido a la lluvia, la humedad y la desidia de todos los gobiernos desde junio del 2001 (cuando se realizó)  hasta ahora sin ningún mantenimiento.  
Hoy la esquina va a sumar un  nuevo vecino ilustre, la sede central del Banco Santander Rio. Es el edificio vidriado e iluminado  que se ve al fondo de la foto. Como se puede deducir, los arquitectos no se han esmerado mucho en el diseño. Pero sin duda, esa central de operaciones traerá un importante movimiento. Este ya no será de paso. Unos vendrán por trámites y otros se sumarán a sus trabajos. Igual  que los empleados de la Administración Nacional de Aviación Civil, que se encuentra a escasos 30 metros.
Pero por las noches, la esquina es una cuesta que da  para la imaginación. En ese silencio suenan las voces de antaño, los de la cuesta de la Barranca de la Punta Catalina, que era  como se llamaba en tiempos de la fundación de la ciudad, a este extremo, cuyo punto más alto tiene hoy al Parque Lezama.

miércoles, 6 de marzo de 2019

SAN TELMO: A PESAR DE TODO


Es el barrio viejo de Buenos Aires. Va desde la barranca de Punta Catalina (extremo sureste del Parque Lezama) hasta el Zanjón de Granados (actual calle chile). Tiene 1.3 km cuadrados (0,5 millas cuadradas) y una población de alrededor de 26.000 habitantes. Es el barrio más pequeño de la ciudad y el más densamente poblado (20/km cuadrado). Junto al barrio de Monserrat que le sigue hasta la Plaza de Mayo, es al área fundacional de la ciudad. Lo que se conoce como el Casco Antiguo. Pero de nada le ha servido a ambos sitios para conservar el patrimonio. La voracidad inmobiliaria y la capacidad depredadora de restaurantes for export, lo tienen en la encrucijada de sostener su solera a pesar de todo.
La imagen es de la calle Estados Unidos, entre las trasversales Defensa y Bolívar. La toma está realizada a 200 metros del más conocido rincón del barrio: la Plaza Dorrego. Pero por mucho que insista la promoción turística,  el rincón que mejor se ha conservado y resistido los embates de la  nueva construcción, es esta calle en todo el trayecto que va desde el Bajo (antiguo límite del río de la Plata, hoy transformado en Av.  Paseo Colón) hasta la Av. 9 de Julio. Artería más conocida por ser la “autopista” de las manifestaciones que confluyen en el Obelisco, el Congreso Nacional o en la Plaza de Mayo.
El mérito del patrimonio cultural y arquitectónico que aquí se conserva, no es una obra gubernamental, sino una vocación de los vecinos y propietarios de estas viviendas. También ahora aparecen nuevos propietarios con vocación por remodelar, sosteniendo el pasado.
Conservar el adoquinado y las viejas vías del  tranvía fue un triunfo de los vecinos. Opusieron fuerte resistencia para impedir que el gobierno local lo reemplazara por un moderno asfalto, estilo autopista. Fue un combate del final de la primera década de este siglo. Y de paso, también se opusieron al reemplazo de las viejas farolas del siglo XIX por unas más contemporáneas de diseño, que tenían mucho de “modernosas”, antes que “de diseño”.
La calle Estados Unidos es un lugar apacible, un poco al margen de la vorágine de turistas que más bien revolotean por la Plaza Dorrego y las tiendas para “turistas” de la calle Defensa o de los escaparates de los locales de antigüedades que todavía le plantan batalla al avance de restaurantes. En la calle Estados Unidos, sobre todo los días de semana, se puede caminar y sentir el pulso del viejo barrio,  tal como era en tiempos de vecindad trabajadora, al margen de la agitación turística.
La calle Estados Unidos tiene además un “sol propio”. Justo al atardecer,  cuando se acaba el día, el sol elige el  oeste de la esta calle. En la última media hora de luz intensa, el sol desciende lentamente en línea con la calle. Es la única donde se ve el globo amarillento rojizo descender casi en línea recta. En contraste con los árboles, las sombras, los claro oscuros y el contraluz se proyectan sobre el empedrado.  

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Foto: ©sarmiento-cms 

martes, 26 de febrero de 2019

EL VIEJO ESTILO EN EL 639 DE LA CALLE ESTADOS UNIDOS


Los barrios de San Telmo y Montserrat, son los sitios fundacionales de la ciudad de Buenos Aires. Son los lugares donde también se verifica el poco apego al patrimonio histórico cultural que han tenido y tienen las autoridades nacionales y de la ciudad. Esa vocación se perdió. Se terminó aproximadamente al comienzo de los años ‘50 del siglo pasado. En los años ‘40 se extinguió la última generación de la oligarquía liberal, ilustrada y positivista que le dio forma a Argentina y a  la ciudad. A partir de ese momento, todo fue picota, destrucción y abandono del patrimonio.
Bajo el pretexto de modernizar la ciudad, aún hoy se sigue autorizando la demolición de edificios y casas que fueron orgullo de la arquitectura de Buenos Aires. Poco a poco se le ha ido quitando identidad. No solo a la ciudad, sino también  a las nuevas generaciones que han crecido en  medio de edificios planos, cargados de vidrio y aluminio, con un mal gusto o desprecio absoluto por el diseño.
La calle Estados Unidos (desde el comienzo hasta la Av. 9 de Julio) conserva viviendas de diferentes épocas. Todas ellas se mantienen por vocación particular de sus propietarios. Aunque va creciendo en los últimos 10 años, una costumbre o moda, de comprar viejas casas en los viejos barrios para reciclarlas e intentar recuperar su tradicional aspecto.  Eso está ocurriendo, no solo en San Telmo y Montserrat, sino también en la zona este del barrio de Barracas y en el viejo Palermo, aunque hoy tengo nombres tan exóticos y traídos de los pelos como “Palermo Soho” o “Palermo Hollywwod” o “Palermo Queen”.

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Imagen: ©sarmiento-cms

ALGUNAS LUCES SOBRE PEDRO DE MENDOZA


El Bar Británico no tiene terraza. Solo un par de mesas sobre las angostas veredas de la esquina de Brasil y Defensa. Pero desde su interior se puede ver el acceso principal al Parque Lezama. Sus grandes ventanales de 10 por 3 metros permiten una visión óptima sobre el conjunto escultórico en honor a Pedro de Mendoza y Luján, el primero de los dos fundadores que tuvo la ciudad de Buenos Aires. El otro fue Juan de Garay. Pero el primero, oriundo de Guadix, miembro de una familia noble de la provincia de Granada, no tuvo suerte en el primer emplazamiento de la ciudad. El 3 de febrero de 1536 instaló el fuerte que bautizaría como "Santa María de los Vientos Finos", un nombre sugerido por el capellán de la expedición de Mendoza, devoto de la Virgen del Buen Ayre.
Esa Buenos Aires duró hasta 1542. Su emplazamiento fue en esta punta de la barranca sobre el Río de la Plata, que años más tarde se conoció como Punta Catalina. Estas luces que se hoy se ven desde la terraza del Bar Británico, están emplazadas en el mismo lugar donde se instaló el primer casería de lo que muchos años después sería Buenos Aires.
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Imagen: ©sarmiento-cms