miércoles, 6 de marzo de 2019

SAN TELMO: A PESAR DE TODO


Es el barrio viejo de Buenos Aires. Va desde la barranca de Punta Catalina (extremo sureste del Parque Lezama) hasta el Zanjón de Granados (actual calle chile). Tiene 1.3 km cuadrados (0,5 millas cuadradas) y una población de alrededor de 26.000 habitantes. Es el barrio más pequeño de la ciudad y el más densamente poblado (20/km cuadrado). Junto al barrio de Monserrat que le sigue hasta la Plaza de Mayo, es al área fundacional de la ciudad. Lo que se conoce como el Casco Antiguo. Pero de nada le ha servido a ambos sitios para conservar el patrimonio. La voracidad inmobiliaria y la capacidad depredadora de restaurantes for export, lo tienen en la encrucijada de sostener su solera a pesar de todo.
La imagen es de la calle Estados Unidos, entre las trasversales Defensa y Bolívar. La toma está realizada a 200 metros del más conocido rincón del barrio: la Plaza Dorrego. Pero por mucho que insista la promoción turística,  el rincón que mejor se ha conservado y resistido los embates de la  nueva construcción, es esta calle en todo el trayecto que va desde el Bajo (antiguo límite del río de la Plata, hoy transformado en Av.  Paseo Colón) hasta la Av. 9 de Julio. Artería más conocida por ser la “autopista” de las manifestaciones que confluyen en el Obelisco, el Congreso Nacional o en la Plaza de Mayo.
El mérito del patrimonio cultural y arquitectónico que aquí se conserva, no es una obra gubernamental, sino una vocación de los vecinos y propietarios de estas viviendas. También ahora aparecen nuevos propietarios con vocación por remodelar, sosteniendo el pasado.
Conservar el adoquinado y las viejas vías del  tranvía fue un triunfo de los vecinos. Opusieron fuerte resistencia para impedir que el gobierno local lo reemplazara por un moderno asfalto, estilo autopista. Fue un combate del final de la primera década de este siglo. Y de paso, también se opusieron al reemplazo de las viejas farolas del siglo XIX por unas más contemporáneas de diseño, que tenían mucho de “modernosas”, antes que “de diseño”.
La calle Estados Unidos es un lugar apacible, un poco al margen de la vorágine de turistas que más bien revolotean por la Plaza Dorrego y las tiendas para “turistas” de la calle Defensa o de los escaparates de los locales de antigüedades que todavía le plantan batalla al avance de restaurantes. En la calle Estados Unidos, sobre todo los días de semana, se puede caminar y sentir el pulso del viejo barrio,  tal como era en tiempos de vecindad trabajadora, al margen de la agitación turística.
La calle Estados Unidos tiene además un “sol propio”. Justo al atardecer,  cuando se acaba el día, el sol elige el  oeste de la esta calle. En la última media hora de luz intensa, el sol desciende lentamente en línea con la calle. Es la única donde se ve el globo amarillento rojizo descender casi en línea recta. En contraste con los árboles, las sombras, los claro oscuros y el contraluz se proyectan sobre el empedrado.  

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Foto: ©sarmiento-cms