jueves, 9 de enero de 2020

EL EDIFICIO DE FOSTER


No es el lugar que uno imagina. Desde el exterior, nada indica que alberga  una  concentración de 1500 funcionarios que es el corazón de la maquinaria política  y administrativa de la Ciudad de Buenos Aires. Es un espacio libre de sospecha de albergar la típica, tediosa y temida burocracia estatal. Más bien parece un centro de artes,  un gran espacio expositivo. También podría un ser un museo, un lugar de  convenciones o de amplias reuniones comunitarias. Pero el edificio diseñado por el arquitecto Norman Foster y desarrollado por el estudio Foster + Partners, es la sede del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires desde marzo del 2015.   




Cuatro años después de su habilitación, ya pocos destacan  las características  medio ambientales de este edificio de  alrededor de 45.000 metros cuadrados, desplegados en 4 niveles superiores y dos inferiores. Pero en el período de construcción, entre el 2010 y 2015,  tanto el gobierno de la ciudad como los principales medios,  pusieron la atención en su carácter de  edificio sustentable.
Tal denominación viene añadida con el certificado LEED Silver  (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental), una calificación que se obtiene cuando un edificio es autosustentable en materia de climatización, iluminación y acústica general. El calificativo, en suma, no es más que una síntesis descriptiva de cuando un espacio aprovecha al máximo las ventajas comparativas del entorno para iluminarse, lograr la temperatura adecuada a bajo costo energético y amortiguar los ruidos del  entorno, al tiempo que se crea un clima de serenidad interior. Pero cuatro años después de su inauguración, los vecinos de la ciudad prestan más atención a sus características arquitectónicas que a los aspectos técnicos de ingeniería.
En la página oficial del estudio Foster + Partners se puede leer esta descripción de su trabajo
“El edificio sostenible que será la nueva sede corporativa del Buenos Aires Ciudad Casa de Gobierno, actualmente en construcción, ocupa una manzana entera en el barrio de Parque Patricios. El proyecto es reflejo del parque donde se encuentra el edificio, con patios ajardinados y pasarelas sombreadas, y utiliza materiales que se inspiran en el pasado industrial del emplazamiento para reforzar el carácter único del barrio. El proyecto se extiende hasta los lindes del emplazamiento y está organizado como un campus interno de «pueblos» interconectados por vías de circulación y patios exteriores ajardinados. Los luminosos espacios están unificados por una cubierta fluida que se sustenta en esbeltos pilares y se proyecta para dar sombra a la gran plaza de acceso. Un atrio que se eleva por toda la altura del edificio dirige la circulación a cuatro niveles de espacios de oficinas aterrazados, todos ellos con vistas directas al parque. Sobre una retícula de ocho metros cuadrados, las amplias placas de piso permiten un alto grado de flexibilidad en la planificación de los espacios de trabajo. Este proyecto pretende tener un impacto ambiental y social positivo en la ciudad y forma parte de una iniciativa general de regeneración del barrio de Parque Patricios, un antiguo parque empresarial de industria ligera situado al sur del centro urbano, que ahora emerge como foco de atracción de industrias de alta tecnología. Se trata del primer proyecto de oficinas que lleva a cabo el estudio en Argentina e incorpora distintos elementos de sostenibilidad con el objetivo de conseguir la acreditación LEED Silver. Entre ellos está la utilización de la masa térmica expuesta de los tableros de fondo de hormigón con vigas frías con fines de refrigeración, así como la reducción de la demanda energética gracias a las fachadas en sombra —que se orientan en función de la trayectoria del sol— y el fomento de la ventilación natural”.


Unos meses antes de la inauguración, el arquitecto Norman Foster decía: "La sustentabilidad está relacionada fuertemente a los recursos locales y el clima, y el edificio de Jefatura de Gobierno de Buenos Aires es una gran demostración de cómo la arquitectura puede trabajar con la naturaleza, a través de medios ambientales pasivos, para reducir el uso de energía. El techo se extiende como un cannopy para dar sombra, su estructura de hormigón que parece ondular libremente es tanto simbólica, como un edificio cívico y funcional en la regulación de la temperatura. Las celosías en las fachadas este y el oeste protegen el interior del deslumbramiento directo, mientras que los patios permiten el acceso de la luz solar en el corazón del edificio; de esta manera, el diseño del edificio es en gran medida una respuesta a su emplazamiento y al clima. El proyecto ha tenido un papel fundamental en la regeneración de este antiguo barrio industrial de la ciudad".
Mientras que David Summerfield, Jefe de Estudio en Foster + Partners, comentaba sobre este proyecto: "Este es un hito importante para nuestra oficina, y estamos orgullosos de que sea nuestra primera obra cívica en Argentina, siendo una oficina gubernamental tan importante para Buenos Aires. Su diseño es en gran medida una respuesta al contexto local, social y ambiental. Nuestro objetivo ha sido generar un edificio de gran flexibilidad, que celebra el maravilloso clima de la ciudad y su ubicación junto al parque, además de hacer un aporte positivo a la renovación del barrio".



El edificio de Foster está ubicado en la manzana delimitada por las calles Uspallata, Los Patos, Atuel e Iguazú, del  barrio Parque de los Patricios, frente al espacio verde del mismo nombre. Un  barrio que en sus orígenes (hacia 1870) albergó los basurales de la ciudad. Por ese tiempo a la zona se la mencionaba popularmente como “el barrio de la quema”, porque se incineraba la basura. En la primera mitad del  siglo XX, el antiguo barrio marginal, se industrializó al  ritmo del país y de la  ciudad. Con una ubicación contigua al barrio de Barracas, lugar de asentamiento de  las curtiembres que poblaron la ribera del Riachuelo desde tiempos de la colonia, el barrio Parque de los Patricios se fue cargando de pequeños talleres y  depósitos  industriales. Al mismo tiempo, creció el parque público con la habilitación de tres espacios: el Parque España, el Parque Florentino Ameghino  y el Parque de los Patricios  que, con sus 9 hectáreas, es uno de los más grandes de la ciudad, junto al Parque Lezama.
El edificio de Foster se instala en un lado de este espacio verde, forestado a la manera que lo pensó  en  el siglo pasado el arquitecto y paisajista Carlos Thays, con abundante cantidad de Tipas,  de unos cinco metros de altura y varios años de desarrollo.  El Parque de los Patricios es el gran pulmón verde del suroeste de la ciudad. A su alrededor son pocos los edificios de gran envergadura. Más bien, es  el  límite entre los altos edificios del lado norte y las casas bajas del lado sur. El diseño tiene en  cuenta este aspecto y lo aprovecha al máximo.
Al respecto, en relación al exterior, el  equipo de proyecto explica lo siguiente: Exteriormente, el edificio se caracteriza por su techumbre flotante, la que se estructura por pilares y se extiende en un profundo voladizo para dar sombra a la plaza de acceso y las fachadas. En el interior, el techo abovedado de hormigón a la vista expone su textura. El uso de materiales industriales refuerza el carácter anterior de las fábricas de Parque Patricios, mientras que la masa térmica de los plafones de hormigón, en combinación con las corrientes frías, ayudan a regular naturalmente la temperatura y a mantener las oficinas ventiladas. El proyecto será el primer edificio público Argentino en lograr la certificación LEED Silver. Cada aspecto de la planificación fue diseñado en respuesta a las condiciones climáticas locales, incluyendo la composición de cada fachada; las elevaciones oriente y poniente son sombreadas por una pantalla de celosías, que cubren la altura total del edificio.



El acceso  al edificio de  casi 25 me de altura, es a través de un atrio empinado que revela a primera vista las cuatro plantas superiores. Este atrio se eleva toda la atura del edificio, extendiéndose a lo ancho,  y los cuatro niveles de oficinas ingresan al espacio como balcones. Todos ellos con vista directa  al parque.
Los muros acristalados de altura completa llenan el espacio con luz natural y generan una conexión visual con el parque adyacente. Los cuatro niveles de espacios de trabajo se retranquean para crear una secuencia de terrazas internas. Todos los pisos están conectados por rutas de circulación de iluminación superior, interrumpidos por dos grandes patios ajardinados. Los espacios de actividad son abiertos, iluminados de forma natural, y visibles, garantizando una buena comunicación entre los departamentos y promoviendo un alto sentido de comunidad.
La plaza de acceso está sombreada por una ondulante cubierta de hormigón que se apoya en esbeltas columnas del mismo material.  En el interior, el techo abovedado de hormigón está texturado y expuesto volviendo a mostrar las ondulaciones en el alero voladizo exterior, como protección de la cristalera de la fachada trasera.
Fotos: sarmiento-cms / El Jinete Imaginario