lunes, 29 de enero de 2018

NUESTRO “MURO DE BERLÍN”



La Plaza de Mayo de Buenos Aires está en obras y se promete restauración total según el diseño histórico de Carlos Thays. Nadie ha mencionado nada del vallado permanente que tiene la plaza desde hace ya varios años y que el nuevo gobierno ha desarrollado hasta la exacerbación. Los porteños, por el momento, han naturalizado el enrejado y desarrollan su vida y circulación de un lado o del otro. Se asoman, espían hacia el otro lado, grupos de oficinistas  toman sol separados apenas por la valla y muchos otros dejan leyendas, dibujos y graffitis. Es el particular “Muro de Berlín”  que se ha creado en la ciudad.  Luego de las obras, seguramente  volverá. Porque lo que no cambiará es  la política de seguridad. Esta nota ya fue publicada también en mí blog  Sarmiento-cm

https://www.flickr.com/photos/sarmiento-cm/albums/72157692640400545


Los muros no se construyen de un día para el otro. Lleva su tiempo y en todos los casos son planificados. Pero el que se levantó en la Plaza de Mayo de Buenos Aires se fue levantando despacio, en pequeños tramos y al ritmo de los temores del gobernante de turno. La crisis económica. Social y política de diciembre de 2001 dejó la herencia de los enrejados perimetrales a la Casa Rosada y al Congreso Nacional, de carácter permanente, con una altura mayor a 3 metros y asentado en profundos pilotes de cemento sobre el suelo. Es un enrejado con herrería artística y detalles ornamentales de interés. Acorde a la envergadura de los edificios que custodia. 

Pero los vallados posteriores que se incorporaron a la Plaza de Mayo son producto de los temores de las autoridades de turno. Luego de  las movilizaciones de los sectores agroexportadores en el año 2008, en contra de la Resolución 125 del gobierno nacional, los servicios de seguridad de la Casa Rosada creyeron conveniente instalar un vallado permanente en la mitad de la plaza a la altura de la Pirámide de Mayo. Justo en el mismo sitio que estaba emplazada la Recova, ese mercado informal y principal de la ciudad en tiempos de la colonia y primeros años de  la independencia. La Recova dividía la actual Plaza de Mayo (en ese entonces Plaza Mayor y luego Plaza de la Victoria) pero lo hacía de manera festiva y plena de actividad comercial. La Recova era el principal mercado de la ciudad. 

La división creada en el 2008 no tuvo nada de festivo. Establecía un muro de contención de manifestantes que así quedaban a muchos metros de la Casa Rosada. Cuando no era momento de protestas, los vecinos de la ciudad podían circular por ambos lados del vallado. Pero en caso de conflicto o presunción de manifestantes, entonces  inmediatamente se cerraban las calles adyacentes y solo se circulaba por la mitad de la plaza. Esa  mitad que va desde la Pirámide hasta el Cabildo. 



Luego se le agregaron más metros de valla a esa división central de la plaza. Esta vez sobre dos de los cuatro carriles de las calles adyacentes. De manera tal que se  obstruía la  circulación de vehículos, se debía circular a menor velocidad y era más sencillo el control de tránsito. Más tarde, se empezó a vallar la Catedral solo en algunos casos. Pero desde marzo de 2016 se decidió clausurar el frente del templo y dejar su acceso restringido a los laterales. 

En los últimos dos años, la plaza ha sufrido numerosos cierres de tipo preventivo. Los ciudadanos se han acostumbrado a ver carros hidrantes y furgones de  la policía, como así también destacamentos de efectivos haciendo guardias detrás de las vallas. Un viajero imprevisto, que llegara a la  plaza sin información previa, pensaría que se trata de una ciudad que está en conflicto, que debe haber combates en algún lugar o hay una causa grave por la que deben dividir parte de  la ciudad. Algunos días tendrá cerradas con vallas de metal el acceso a la plaza. Otros días podrá ingresar por calles con pasos controlados por una guardia que está detrás de la valla. Y otras veces podrá hacerlo normalmente. 

Todo un clima caótico que sugerirá a cualquier desprevenido, que la ciudad está sumida en el caos. Pero nada de eso ocurre, salvo que las medidas extremas de seguridad se han ido incrementando con el actual gobierno de Mauricio Macri hasta convertir la plaza en un paradigma de rejas, pasos controlados y tránsito vigilado. 

Las vallas – como es natural y ha ocurrido en toda la historia – han sido utilizadas por los vecinos como muros para sus reclamos. La protesta ha sido controlada con esta suerte de muro pero al mismo tiempo, sus leyendas y dibujos han eternizado el reclamo. Y así como vinieron unos con sus reclamos, luego vinieron otros con sus leyendas y luego se sumaron otros con sus graffitis. Y entre todos fueron construyendo este muro de hierro y tejido metálico, movible pero fijo,  en una suerte de “Muro de Berlín” particular de Buenos Aires. Periódicamente van cambiando las leyendas, consignas, reclamos, dibujos y graffitis. Pero lo que ya no cambia es el  paisaje. Los porteños se miran y fotografían de un lado o del otro de las vallas y deben recorrer un par de cuadras para circular de un lado al otro.



En estos días la plaza está dada vuelta porque está en reformas en su totalidad. Ya no hay vallas porque todo el espacio ha sido circundado por los límites de la obra. La plaza recuperará su antiguo esplendor, ya que se trata de repararla respetando los diseños que le diera al arquitecto Carlos Thays a principios del siglo XX.  Pero el muro volverá. Tendrá nuevos graffitis y leyenda o reclamos. Pero volverá. 

Porque lo que no va a cambiar es la idea de los servicios de inteligencia y seguridad respecto de cómo vigilar y controlar el espacio público. Hace tiempo que decidieron que enrejar y clausurar áreas públicas de circulación y vivencias era el método más efectivo. Una medida que puede ejemplificarse así: “cuando un cirujano no tiene mucha idea sobre su oficio, entonces resuelve que lo mejor es cortar el miembro del cuerpo afectado, antes que perder el tiempo buscando una solución adecuada”. En este caso, todos  los ciudadanos son sospechosos y lo mejor es armar un laberinto de rejas para la circulación, así los tienen a mano en cualquier emergencia. Y la gente – por supuesto – usará la valla como su muro de los reclamos. Algo así como nuestro particular Muro de Berlín.

Fotos:  ©sarmiento-cms
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viernes, 19 de enero de 2018

LA ESTACIÓN FERROVIARIA DE RETIRO - Mitre

Se inauguró en 1915. En su época fue la mayor terminal ferroviaria de Sudamérica y por su tecnología estaba dentro de las más avanzadas del mundo. Su diseño y construcción se corresponde a los códigos vigentes en la Europa de fines del siglo XIX. Junto a la terminal de Constitución,  es uno de los símbolos del progreso del modelo agro-exportador que caracterizó a la Generación del 80. Es Monumento Histórico Nacional. Acaba de ser restaurada y ha recuperado parte de su esplendor. Está ubicada a metros de la plaza San Martín y frente a la Torre de los Ingleses. Es uno de los símbolos de la arquitectura de Buenos Aires.

La Estación Retiro-Mitre fue, al inaugurarse, la terminal ferroviaria más importante de Sudamérica, uno de  las mejor realizadas a nivel mundial, y por su despliegue arquitectónico y de  construcción es uno obra capital en  la ingeniería sudamericana. Se la conoce con ese nombre compuesto porque al nacionalizarse en 1949, esa línea ferroviaria recibió en nombre de Ferrocarril General Mitre. En su origen,  fines del siglo XIX y comienzos del XX,   se llamó Estación Central de la línea férrea Central Argentino, construida y administrada por capitales ingleses y cuyo ramal unía el puerto de Buenos Aires con las provincias de Córdoba, Santiago del Estero, centro y sur de Santa Fe y terminaba en Tucumán, haciendo un recorrido en diagonal desde el Río de la Plata hacia el noroeste de Argentina.
Está ubicada en el barrio de Retiro, en la Avenida Ramos Mejías entre el 1340 y el 1358, frente a la plaza Fuerza Aérea Argentina (antes de 1982, Plaza Britania) donde está emplazada la Torre del Reloj que la comunidad británica residente en el país, le regalo a Argentina en ocasión del Centenario de la Independencia, en 1910. Y en diagonal se encuentra la plaza San Martín, que en tiempos del Virreinato del Río de la Plata, se  lo conocía como corrales del Retiro, de ahí el nombre del barrio y la estación.
Este edificio reemplazó a la precaria construcción de sus orígenes, realizada en hierro, vidrio y madera, que se usó en forma ininterrumpida desde su inauguración en 1866 como F.C.C.A, por sus siglas Ferrocarril Central Argentino. Esta terminal ya había sufrido un incendio en 1897 y para 1905 se planteó la necesidad de dotar a la terminal de una estación acorde al progreso económico que dejaba el modelo agro-exportar de la Argentina de entonces,

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El nuevo edificio fue diseñado por un grupo de arquitectos ingleses radicados en Buenos Aires y ligados a  la comunidad británica y al ferrocarril. Ellos fueron Eustace L. Conder, Roger Conder y Sydney G. Follett y el ingeniero  Reginal Reynolds, quienes presentaron un proyecto en 1908 que posteriormente les fue aprobado. La construcción empezó en junio de 1909 y fue inaugurara el 2 de agosto de 1915.
El diseño es acorde a los patrones establecidos en Europa para las terminales ferroviarias de fines del siglo XIX. El edificio se divide en dos grandes sectores y una amplia zona de carga ubicada en los aledaños. En el primer sector se ubican el vestíbulo, las confiterías y restaurantes y las boleterías. Aquí se siguió un estilo arquitectónico propio del academicismo francés. En su interior – con más de 20.000 metros cuadrados de cielorraso – fueron revestidos en mayólica de la firma británica Royal Doulton. En la iluminación se incluyeron antorchas de estilo florentino en los laterales de las columnas principales. El otro sector cubierto corresponde a los andenes y movimiento de trenes. Es una estructura funcionalista de hierro y vidrio, propio de la construcción inglesa de la Segunda Revolución Industrial.

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Como indican las firmas grabadas el pie de cada columna, la estructura de hierro fue realizada en Liverpool por la firma Francis P. Morton & Co y trasladada luego a Buenos Aires para su ensamble.  Se construyeron ocho plataformas. Todas están conectadas por túneles transversales y cada una de ellas tiene un montacarga para el trasiego de equipajes, bultos y encomiendas. Ese conjunto está bajo la bóveda de dos grandes naves paralelas de 250 metros de largo y 50 metros de ancho cada una. Cada una de estas naces tiene una altura máxima de 25,15 metros y están sostenidas por un arco de hierro de cañón corrido que sostienen arcos colocaros cada diez metros. El conjunto de hierro tiene un peso aproximado de 8.000 toneladas. La tecnología de paragolpes de los andenes fue la más avanzada en su tiempo. Se afirmaba que podía detener una formación ferroviaria de 750 toneladas a una velocidad de 16 km/hora.
La parte destinada a los viajeros tiene detalles de gran diseño. Se aprecia en los detalles de hierro labrado y la señalética en bronces que tienen las boleterías y las principales áreas de servicios. Los detalles de madera labrada del frente de las boleterías, las puertas y resto de boiserie de las principales estancias de espera y de servicio, como así también las salamandras para  la calefacción de los recintos. En el vestíbulo de ingreso, frente a las boleterías, se destaca una amplia cúpula iluminada. En la confitería es notable la cúpula central con un vitral de grandes dimensiones, desde donde baja una lámpara de bronce con opalinas nacaradas. En el primer piso de esta confitería,  ubicada en el lado oeste del edificio, se encontraba un restaurante y terraza que daba a la plaza donde está emplazada la Torre de  los Ingleses. Desde ahí se podía observar todo el paisaje del río hacia un lado y hacia la plaza San Martín por el otro.
En 1997 el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional. En sus consideraciones, la Comisión Nacional de Monumentos y Lugares Históricos destacó que se trata de "un claro símbolo de la idea de progreso que sustentaba la generación del '80" y la culminación del proyecto de tendido de los ferrocarriles, iniciado a mediados del siglo XIX, y cuya red, abierta entre las provincias y el puerto de Buenos Aires, permitió la distribución tanto de los inmigrantes cuanto de los productos agrícola-ganaderos".
Hoy la Estación Retiro-Mitre es una importe terminal de líneas suburbanas de la zona norte del conurbano de la ciudad de Buenos Aires. También es cabecera de las líneas férreas que van al centro y norte del país, pero el declive del transporte ferroviario de larga y media distancia, le han quitado el dinamismo de otros tiempos. Con todo, la circulación de personas es muy alta. Se menciona la cifra de 600.000 pasajeros por día, pero la cifra debe tenerse como tentativa ya que no especifica si se refiere a esta sola terminal o también incluye a las otras estaciones que también están ubicadas en Retiro. Me refiero a las terminales de la líneas Belgrano y San Martín. No obstante, es una cifra importante.
Fotografía ©sarmiento-cms 
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Elaborado con información de Arcón de Buenos Aires y Wikipedia. Para ampliar información tanto gráfica como textual,  haga clic en los enlaces.

viernes, 12 de enero de 2018

MONUMENTO AL GENERAL SAN MARTÍN Y A LOS EJÉRCITOS DE LA INDEPENDENCIA



Es el nombre oficial del conjunto monumental en honor al general José de San Martín, líder de la independencia argentina. Está emplazado en la plaza San Martín, en el barrio de Retiro de la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina. La plaza fue un antiguo polvorín de artillería en tiempos de la colonia y también asentamiento militar. Se lo conocía como Campo de Marte. Ahí, es instaló por primera vez San Martín a su regreso de España y constituyó el primer cuartel del ejército libertador, conocido como Granaderos a Caballo.



https://flic.kr/s/aHskurf6BS
El grupo escultórico consta de un monumento ecuestre, pedestales con figuras alegóricas y un basamento con relieves. Todos ellos representan diversos hitos de las luchas por la independencia. La estatua ecuestre es obra del escultor francés Louis Joseph Daumás. Tiene un peso de 3,5 toneladas y  mide 3,5 metros de altura, medidos desde el basamento de 5 por 3 metros. Este basamento tiene 11 metros en el frente y en el fondo. . Fue inaugurado el 13 de julio de 1862.
El basamento, los relieves perimetrales y los grupos escultóricos en los extremos son del escultor alemán Gustavo Eberlein. Fueron inaugurados el 27 de mayo de 1910. Cada grupo escultórico tiene 2 metros de altura, medidos desde su pedestal. El Dios Marte ubicado en el frente, al pie de la estatua ecuestre, está realizado en bronce y tiene 2,5 metros de altura.
Las esculturas están realizadas en bronce y la base, pedestales y entorno perimetral están hechos con granito rojo dragón pulido. La figura de San Martín a caballo fue la primera escultura de ese tipo en el país. La figura del General señalaba al oeste, dirigiendo a sus soldados, tal como fue originalmente el avance militar desde Mendoza en dirección a Chile. Desde su inauguración hasta la incorporación de grupos escultóricos alegóricos en 1910, estuvo emplazado sobre un basamento de mármol blanco y rodeado todo el conjunto con un enrejado  perimetral de menos de dos metros de altura.
En este caso,  la figura del Libertador contrasta con las más conocidas en Argentina. Aquí se corresponde con una figura joven y de patillas cortas, tal como fue en su juventud española. Daumás se basó en imágenes que le dio Mercedes, la hija del General, que formaban parte del álbum familiar que permanecía en Boulogne sur Mer (Francia) en la casa donde murió en 1850. La montura, el sable corvo y su vestimenta, también están basados en la información brindada por su hija. Podría decirse que es la única estatura de San Martín que se ajusta más a la descripción de los familiares que convivieron con él hasta sus últimos días.   
El nuevo basamento en granito rojo pulido, le fue encargado al escultor alemán Eberlein en 1909, como parte de las obras relativas a los festejos del centenario de la Independencia o Primer Gobierno Patrio, ya que Argentina declara formalmente la independencia en 1816 a pesar de tener desde mayo de 1810, gobiernos independientes de la corona española. El artista formaba parte de la escuela romántica y aprovechó el pedido para agregarle grupos alegóricos en los extremos y relieves escultóricos perimetrales. Estos relieves representan hitos importantes de la Independencia americana, tales como el Cruce de los Andes, la Proclamación de  la Independencia del Perú, la Batalla de Salta y la Toma de Montevideo.


Los trabajos escultóricos fueron supervisados por el artista argentino Ernesto de la Cárcova, ya que Eberlein hizo todo el trabajo en Alemania. Suyas son las modificaciones sobre la flora y fauna en las esculturas y relieves, dado el desconocimiento del alemán, como así también de la vestimenta de los soldados. Al montarse en Buenos Aires el nuevo basamento y los grupos escultóricos, también se modificó la orientación de la estatua ecuestre. Ahora el brazo de San Martín señala hacia el norte. Suponemos que es por la orientación en la que se encuentra Perú. 
Los grupos de bronce de cada extrema representan:
La Partida: se trata de un soldado y un civil que junto a ellos y en el suelo tienen una bandera y un parche roto de tambor.

La Batalla: un soldado caído, otro sosteniendo fuertemente la bandera, y una cureña del cañón rota.

La Victoria: una alegoría femenina, con alas, que se encuentra coronando a un soldado. A los pies del soldado hay una canasta con frutos representando la abundancia.

El Regreso: un soldado abraza a una mujer. Junto a sus pies se observa una corona de laurel.


En el frente del fuste y debajo de la figura ecuestre se destaca el Dios Marte sosteniendo con su pierna izquierda al Cóndor, representando "La Victoria".
En la parte elevada del basamento se encuentran los relieves que hacen referencia a las tres  acciones militares más importantes del Libertador: el Combate de San Lorenzo, la batalla de Chacabuco y la batalla de Maipú.
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Fotos de ©sarmiento-cms

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