A los 99 años recibió
un reconocimiento que no esperaba: un homenaje en el Museo Nacional de Bellas
Artes de parte de artistas consagrados, reconocidos y otros no tanto. Rosa
Amanda Gutiérrez se lo merece por derecho propio. Fue la modelo de una obra clave
en la historia de la pintura argentina: la “Venus criolla”, que Emilio
Centurión pintó en 1934.
El hall de entrada
al museo nacional tiene un lleno moderado. La convocatoria no ha tenido el
replique en la gran prensa, entonces únicamente se ven artistas y allegados a
la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos, autoridades del museo y algunos
amigos que acompañan o hacen de “maestro de ceremonia” como el caso del
escultor Antonio Pujía, a quien una amistad con la modelo.
A los 99 años recibió
un reconocimiento que no esperaba: un homenaje en el Museo Nacional de Bellas
Artes de parte de artistas consagrados, reconocidos y otros no tanto. Rosa
Amanda Gutiérrez se lo merece por derecho propio. Fue la modelo de una obra clave
en la historia de la pintura argentina: la “Venus criolla”, que Emilio
Centurión pintó en 1934.
Ella sabe que es el centro de atención. Esta vez es
distinto. Otras veces lo supo, pero fue de manera particular. Fue el objeto de
exaltación, figuración o simbolismo, el vehículo por el que se valió el
artista.
Se ganó la vida durante muchos años con su condición de modelo vivo. Y
posó para los mejores pintores de la época. Algunos ya no están, pero en este
hall del museo sí están presentes algunos alumnos del Círculo de Bellas Artes
que la conocieron en esa actividad.
El entorno que rodea hoy a la modelo no es
ceremonioso, tampoco hay pinceles ni pinturas. Hay decenas de ojos que la miran
con admiración y tratan de evitar lo inevitable: comparar a la persona que
están viendo con la figura del cuadro. Se le nota que está orgullosa y
satisfecha. En su mirada hay agradecimiento y placer por lo que está
viendo.
Se maneja con mucha soltura. Nada indica la edad que
tiene. Pero la suya, ha sido una vida de muchos combates. Sobre el final del
acto muestra un cuaderno con dibujos propios y la fotografía de una escultura,
una cabeza, con la que menciona que ganó un concurso. Entonces pregunto: