viernes, 27 de marzo de 2015

ÁRBOLES DE BUENOS AIRES: LA MAGNOLIA

Buenos Aires es una de las ciudades sudamericanas que se caracteriza por su variado y destacable patrimonio arquitectónico y paisajístico. La ciudad es como un muestrario de estilos. Fue obra de sucesivas generaciones. Pero en el paisaje, es central la figura de Carlos Thays. Diseñó los principales espacios verdes y recuperó la flora autóctona como elemento ornamental y aclimatador de la ciudad. Eligió especies con floraciones amarillas, violetas, rojas, fucsia y blancas para que contrastaran con el verde intenso de las hojas. En ese conjunto se destacan  el ceibo, el lapacho, el jacarandá, el ñandubay o palo borracho, la tipa, el ombú, los plátanos, los tilos, arces y fresnos, como así también los diferentes tipos de acacias. En este caso les presento LA MAGNOLIA.  




Magnolia grandiflora, magnolia común o simplemente Magnolia. Esa es la especie que hay en Buenos Aires. Una de las 120 que componen este género botánico, originario del sudeste de Estados Unidos y luego extendido por Méjico, el Caribe y resto de América. Evolucionó antes que aparecieran las abejas y desarrolló una flor que pudiera ser polinizada por escarabajos, de ahí la dureza de  los carpelos y tépalos. Se han encontrado muestras fosilizadas de Magnlia acuminata con 20 millones de años. Es un árbol siempre verde, de hasta 28 metros de altura. Las hojas son simples y ovales de 12 a 20 cm de longitud y de 6 a 12 cm de ancho. Las flores son grandes, con mucha fragancia y de color blanco alcanzando los 30 cm con 6-12 pétalos de textura cerosa. El nombre responde al botánico francés Pierre Magnol y Garndiflora es un epíteto latino por “flores grandes”.