miércoles, 17 de octubre de 2018

MURALES A LA CARTA


Cuando en 1812 Juan Bautista de Elorriaga construyó esta casa de dos plantas a cien metros de la Plaza de Mayo de Buenos Aires, no pensó que, dos siglos después, sus paredes se iban a convertir en el “lienzo” propicio para artistas especializados en el arte callejero o el Street Art. La esquina de la calles Defensa y Alsina ha tomado por estos días el color de los lugares sorpresa. En períodos variables, las paredes de lo que se conoce como Altos de Elorriaga muestran  diferentes expresiones del arte mural que crece en forma sostenida desde hace unos años en la ciudad.  Hoy  la casa forma parte del acervo turístico de la ciudad. Es la casa más antigua que se encuentra en pie y además se puede recorrer en visitas concertadas con la Oficina de Turismo porteño.  




La casa ha sobrevivido a pesar de todo, como la mayor parte del patrimonio cultural de Buenos Aires. En la primera década de este siglo su estado era verdaderamente ruinoso, a punto de derrumbarse. En final de la década de 1980 fueron sus últimos años de actividad comercial en  la planta baja. La parte alta de la vivienda estaba fuera de uso desde mucho tiempo antes. Y hasta 1950 se puede decir que mantenía cierta prestancia. Luego fue subocupada o mal ocupada por comerciantes eventuales que nada hicieron por sostener una edificación de mucho riesgo como es esta.
Poca información hay sobre la casa y alguna especulación respecto del arquitecto que la construyó. Se piensa que fue Saturnino Segurola, hermano de Leocadia Segurola,  esposa de Elorriaga. Una calle de Buenos Aires lleva el nombre de este sacerdote que fue director de la Biblioteca Nacional e impulsor de la vacunación antivariólica. Se afirma que la construcción se completó  en 1820 y Elorriaga vivió unos pocos años más, quedando la propiedad en manos de los Segurola.



Desde 1970 forma parte del patrimonio del Museo de la Ciudad, cuya sede principal están en la acera de enfrente en la misma esquina. Es un conjunto de edificios formado por la Casa de los Altos de la Estrella (construida en 1894) y la Casa de los Querubines (construida en 1895).
La esquina tuvo muchos usos, sobre todo en el aspecto comercial, pero nunca fue el centro de atracción por alguna manifestación cultural y mucho menos artística. La aparición de estas expresiones en sus paredes empieza a sentirse como algo natural entre los miles de trabajadores que circulan por la zona, especialmente a los funcionarios del máximo organismo impositivo argentino (AFIP) desde cuyas ventanas se ven toda la casa y sus murales renovables.



Las expresiones de arte callejero en este caso, reafirman la expansión de estas manifestaciones en la ciudad, que vienen creciendo de manera sostenida en producciones de alta calidad. Todo esto contribuye a reafirmar el crecimiento del muralismo argentino, cuyos orígenes se encuentran un siglo atrás con las obras de Jorge E. Spilimbergo, Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino, Fernado Fader, Benito Quinquela Martín o Ricardo Carpani, entre otros.
Sobre el muralismo en la ciudad de Buenos Aires pueden consultar las notas de este mismo blog:
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También pueden ver en Flickr  otras producciones fotográficas de murales de Buenos Aires. 

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