jueves, 28 de febrero de 2019

LA ARTISTA ADOLESCENTE

¿Tendrá 15 años? Tal vez. Quizá menos. Pero tiene una habilidad musical como un baterista de muchos escenarios en la vida. Se  acompaña con una grabación que apenas se escucha, desde un equipo elemental que controla quien tal vez su madre que - por cierto - está embarazada.
¿Es esta su vocación? ¿Es ella ahora mismo un artista? No lo sé. Por el momento es su trabajo diario en la esquina de Florida y Viamonte en el centro de Buenos Aires. Seguramente la han corrido los más artistas callejeros más grandes de la Av. Córdoba y Florida (mucho más concurrida) o los tangueros de Lavalle y Florida (esquina hiper concurrida). Pero aunque no es de las mejores esquinas, ella ha logrado crear un público fiel y generoso, que la sigue diariamente al menos unos minutos. Y por supuesto, deja su contribución.
¿Qué sucederá con ella más adelante? Es un misterio. Porque en las horas en que debería estar escolarizada, esta niña/adolescente/mujer está trabajando de artista callejera. Sin duda no tiene otra salida. No sabemos sus posibilidades de futuro. Pero queremos imaginar que seguirá progresando en su capacidad técnica, que aparecerá su caudal artìstico y un día - no sé cuándo - la veamos en algunos de los grandes escenarios del rock o del blues.
Buenos Aires, como muchas otras ciudades, tiene un ejército bien pertrechado de músicos que ocupan los huecos  de los espacios más concurridos y transitados.  Algunos grandes músicos empezaron en las calles. El ejemplo más famoso es el de Edith Piaf en un barrio marginal de Paris. En el panorama autóctono, tenemos a Raúl Barbosa quien cansado del ninguneo de la industria cultural local, emigró a Francia. Pero los primeros meses no fueron pródigos en contratos  en teatros y locales, entonces se mudó con su  acordeón chamamecero y litoraleño a las calles de París. Luego, claro, el éxito se dio por vía natural: su talento lo amerita.

Esta  niña/adolescente/ mujer hoy no tiene nombre. No importa que yo escriba que se llama María, Ayelen, Marcela o Karina. Porque  ella es una de las tantas niñas/adolescentes/mujer que viven  en los grandes centros urbanos argentinos, a donde la miseria se instaló hace muchos años y no está dispuesta a irse. Ella hoy es una representación de una generación de argentinos que nació sin oportunidades. Muchos terminarán en la droga y su vida será in justamente corta. Otros permanecerán en la miseria hasta el fin de sus días. Ella  - igual que algunos pocos – eligió una tangente: la de expresarse a través de la música. Otros eligen el fútbol como vía milagrosa. Ella se decidió por el arte. Aunque tal vez todavía no sepa los elementos complejos de la expresión artística, porque su formación no le alcance para saberlos. Pero el empeño que muestra en cada golpe s obre los parches de su batería, indican o preferimos pensar que llegará lejos. 
.
.
.
.

martes, 26 de febrero de 2019

EL VIEJO ESTILO EN EL 639 DE LA CALLE ESTADOS UNIDOS


Los barrios de San Telmo y Montserrat, son los sitios fundacionales de la ciudad de Buenos Aires. Son los lugares donde también se verifica el poco apego al patrimonio histórico cultural que han tenido y tienen las autoridades nacionales y de la ciudad. Esa vocación se perdió. Se terminó aproximadamente al comienzo de los años ‘50 del siglo pasado. En los años ‘40 se extinguió la última generación de la oligarquía liberal, ilustrada y positivista que le dio forma a Argentina y a  la ciudad. A partir de ese momento, todo fue picota, destrucción y abandono del patrimonio.
Bajo el pretexto de modernizar la ciudad, aún hoy se sigue autorizando la demolición de edificios y casas que fueron orgullo de la arquitectura de Buenos Aires. Poco a poco se le ha ido quitando identidad. No solo a la ciudad, sino también  a las nuevas generaciones que han crecido en  medio de edificios planos, cargados de vidrio y aluminio, con un mal gusto o desprecio absoluto por el diseño.
La calle Estados Unidos (desde el comienzo hasta la Av. 9 de Julio) conserva viviendas de diferentes épocas. Todas ellas se mantienen por vocación particular de sus propietarios. Aunque va creciendo en los últimos 10 años, una costumbre o moda, de comprar viejas casas en los viejos barrios para reciclarlas e intentar recuperar su tradicional aspecto.  Eso está ocurriendo, no solo en San Telmo y Montserrat, sino también en la zona este del barrio de Barracas y en el viejo Palermo, aunque hoy tengo nombres tan exóticos y traídos de los pelos como “Palermo Soho” o “Palermo Hollywwod” o “Palermo Queen”.

***















Imagen: ©sarmiento-cms

ALGUNAS LUCES SOBRE PEDRO DE MENDOZA


El Bar Británico no tiene terraza. Solo un par de mesas sobre las angostas veredas de la esquina de Brasil y Defensa. Pero desde su interior se puede ver el acceso principal al Parque Lezama. Sus grandes ventanales de 10 por 3 metros permiten una visión óptima sobre el conjunto escultórico en honor a Pedro de Mendoza y Luján, el primero de los dos fundadores que tuvo la ciudad de Buenos Aires. El otro fue Juan de Garay. Pero el primero, oriundo de Guadix, miembro de una familia noble de la provincia de Granada, no tuvo suerte en el primer emplazamiento de la ciudad. El 3 de febrero de 1536 instaló el fuerte que bautizaría como "Santa María de los Vientos Finos", un nombre sugerido por el capellán de la expedición de Mendoza, devoto de la Virgen del Buen Ayre.
Esa Buenos Aires duró hasta 1542. Su emplazamiento fue en esta punta de la barranca sobre el Río de la Plata, que años más tarde se conoció como Punta Catalina. Estas luces que se hoy se ven desde la terraza del Bar Británico, están emplazadas en el mismo lugar donde se instaló el primer casería de lo que muchos años después sería Buenos Aires.
***











Imagen: ©sarmiento-cms