Es una de las obras destacadas de Virginio Colombo. Un arquitecto italiano afincado en Buenos Aires que aporto importantes obras al modernismo en la ciudad. Dentro de un eclecticismo inserto en el Art Nouveau, la Casa de los Pavos Reales debe su nombre a los 8 ejemplares, esculpidos en piedra gris, colocados en la estructura de granito rojizo de los balcones del primer piso. Construida en 1912, acaba de cumplir 103 años.
La Casa de los Pavos Reales
impacta por sus detalles y la estructura
de sus balcones. Es una muestra destacada del modernismo en Buenos Aires. Una ciudad que se caracteriza por tener
una arquitectura de estilos diversos, técnicamente impecable y artísticamente
notables. El edificio de Virginio
Colombo encaja a la perfección en esa definición. Dentro del eclecticismo
inserto en el Art Nouveau, está es
una de las obras más conocida y mencionada de este arquitecto italiano que
encontró el Buenos Aires el espacio propicio para desarrollar su obra.
El nombre no es una simple
mención. En los documentos oficiales, también se refieren de esta forma a este
edificio ubicado en la Avenida Rivadavia, en el barrio de Balvanera, con cuatro
portales residenciales (3216,3220, 3222 y 3236), tres plantas en el primer
cuerpo, dos en el segundo, 14 departamentos residenciales en total y construido
en 1912.
Este nombre casi literario no es
antojadizo, se debe a los cuatro pares de pavos reales esculpidos en piedra
gris, enfrentados de a pares, de casi dos metros de largo y colocados debajo de
las ventanas de la primera planta en el frente del edifico. También podría
haberse llamado “La Casa de los Leones”, pero no fue así. Al fin y al cabo, los
ocho leones que sostienen los cuatro balcones de la segunda planta tienen una
magnitud mayor que los pavos reales. Pero las aves están insertas en un
conjunto de hojas y volutas que decoran los balcones de granito color rojizo y que
contrasta con el gris de los animales. Ese
detalle las hace más destacables.