El Bar Británico
no tiene terraza. Solo un par de mesas sobre las angostas veredas de la esquina
de Brasil y Defensa. Pero desde su interior se puede ver el acceso principal al
Parque Lezama. Sus grandes ventanales de 10 por 3 metros permiten una visión
óptima sobre el conjunto escultórico en honor a Pedro de Mendoza y Luján, el
primero de los dos fundadores que tuvo la ciudad de Buenos Aires. El otro fue
Juan de Garay. Pero el primero, oriundo de Guadix, miembro de una familia noble
de la provincia de Granada, no tuvo suerte en el primer emplazamiento de la
ciudad. El 3 de febrero de 1536 instaló el fuerte que bautizaría como
"Santa María de los Vientos Finos", un nombre sugerido por el
capellán de la expedición de Mendoza, devoto de la Virgen del Buen Ayre.
Esa Buenos Aires
duró hasta 1542. Su emplazamiento fue en esta punta de la barranca sobre el Río
de la Plata, que años más tarde se conoció como Punta Catalina. Estas luces que
se hoy se ven desde la terraza del Bar Británico, están emplazadas en el mismo
lugar donde se instaló el primer casería de lo que muchos años después sería
Buenos Aires.
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