miércoles, 28 de marzo de 2018

EL MIRADOR MASSUE


Fue construido entre 1903 y 1908. Rápidamente se convirtió en un signo distintivo de la plaza Lavalle. Nunca fue el edificio más grande ni más alto, pero era la construcción con mayor personalidad. Enfrentado al Teatro Colon y con el Palacio de Tribunales a su lado, esta obra del arquitecto francés Alfredo Massue es uno de los mejores ejemplos del art  nouveau en la ciudad de Buenos Aires. Hoy solo queda la torre con su cúpula y mirador en la esquina de Talcahuano y Tucumán que se destaca aún más frente al modernismo de alrededor.




En forma silenciosa se fue constituyendo en un signo de la plaza Lavalle. No es el edificio más grande ni el más alto. Pero es la construcción dominante en este paisaje que rodea al Palacio de Tribunales. El Mirador Massue es una obra del arquitecto francés Alfredo Massue, quien realizó importantes trabajos en Argentina y Uruguay a fines del siglo XIX y principios del XX. Había estudiado en la École des Beaux-Arts de París y al finalizar adhirió el emergente movimiento del art nouveau. Este trabajo realizado para el empresario Costaguta, es una muestra cabal y de las más representativas del estilo en la ciudad de Buenos Aires. La obra diseñada en 1903 se caracteriza centralmente por la  ornamentación del balcón del primero piso, el remate de la torre y la abundancia de rostros femeninos típicos de esa arquitectura. 

El edificio original en realidad no era uno, sino dos. Dos estructuras pegadas con accesos diferentes. Uno por la calle Talcahuano y otro por la calle Tucumán. Este sector era el más grande y con mayor cantidad de espacio para viviendas. La torre quedaba justo en la esquina, como una especie de “faro” que llamaba la atención a los paseantes. 

El Palacio Costaguta – como su fue su nombre original por el apellido del empresario que lo encargó – fue concebido como un edificio de viviendas. En el momento de su construcción,  todavía se encontraba en la calle Talcahuano, entre Tucumán y Lavalle, el Parque de Artillería, que había sido el escenario de las principales combates del Revolución del ’90, esa que le dio carta de nacimiento el viejo partido de la Unión Cívica Radical. Pero en 1910 se resolvió construir en el ese sitio el actual Palacio de Tribunales, una obra de  gran magnitud encargada al arquitecto Norbert Maillart, también francés como Massue. Esta decisión modificaría completamente el entorno de la plaza Lavalle que, al mismo tiempo,  se convertiría en un importante centro de actividades de la ciudad. El Teatro Colón, situado enfrente de estas obras, se había terminado de construir en 1908, luego de 19 años de trabajos en su construcción. De manera tal, que la idea de Costaguta hoy parece bastante clara, edificar en un lugar en donde el valor de la propiedad ascendería notablemente. 

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Hacia fines del siglo XX, la zona había dejado de ser residencial para ser invadida por empresas, despachos de abogados, organizaciones jurídicas, editoriales académicas y otras actividades relacionadas con el mundo judicial. El edificio diseñado por Massue no era funcional para las nuevas actividades. No era posible usar como oficinas, espacios concebidos como vivienda. Así, en 1989 el bloque completo fue adquirido por la empresa Unibon S.A. que, al momento de hacerse con la propiedad, anunció su demolición y la construcción de uno nuevo preparado para albergar oficinas. Al mismo tiempo, se publicaron los planos del proyecto realizados por los arquitectos Caffarini y Vainstein. La muestra del proyecto generó una intensa polémica en los ámbitos académicos y profesionales de la arquitectura, como así también en los relacionados con el patrimonio cultural de la ciudad. Estaba en juego uno de los ejemplos más específicos del art nouveau en la ciudad de Buenos Aires. Arquitectos como Horacio Spinetto, Mario Sabugo o José María Peña, entre otros, se movilizaron rápidamente para evitar la destrucción total. 

Finalmente se resolvió dejar en pie la torre en su conjunto y se autorizó la demolición del bloque con entrada por la calle Talcahuano, al tiempo que el bloque de la calle Tucumán, con entrada por el 1325 y 1349, permanecería intacto.  La estructura vidriada en la parte superior del nuevo edificio, provoca que la torre – y sobre todo su cúpula – se destaque aún de lo que se veía antes. La particularidad de su estilo contrasta con las líneas rectas y pesadas estructuras de los edificios que lo rodean. Y por los detalles ornamentales se convierte en un contrapunto (modesto pero contrapunto al fin) con el Teatro Colón que está justo en frente. 

Quien no sobrevivió el paso del tiempo y sucumbió a la voracidad destructiva del patrimonio, fue el café Fuji que se encontraba en la planta baja y al que se accedía por la puerta de la base de la torre. El café rápidamente se convirtió en un importante centro de reunión de juristas y asesores de todo tipo. Tal como mandaban los cánones de la época,  el café tenía pisos de pìnotea ornamentados y boiserie tallada artesanalmente en las paredes. Pero de eso, solo quedan fotos en los archivos personales de los viandantes.

Fotos: ©sarmiento-cms

Con información de Wikipedia  

También pueden consultar en 

** Spinetto, Horacio: "Tucumán y Talcahuano. Una mutilación histórica", en revista Todo es Historia n° 346, mayo de 1996, pág. 70.

** "Edificio Talcahuano y Tucumán. Réquiem para un edificio en esquina", en revista Summa n° 261, mayo de 1989, pág. 75.

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