lunes, 16 de noviembre de 2015

ÁRBOLES DE BUENOS AIRES: EL JACARANDÁ



Su nombre viene de la lengua tupí-guaraní hakuã (que tiene perfume) y renda (sitio, lugar). En suma, ha sido traducida al castellano como “fragante”. Es un árbol de follaje caduco, de gran porte y resistencia – hasta 18 metros de altura – copa ancha y ramificada – entre 4 y 6 metros de diámetro – una longevidad de más de 100 años y vistosa floración, presente en ramilletes de 20 a 30 centímetros de flores color azul violáceo durante los meses de noviembre a diciembre y en ocasiones en febrero. El fruto es leñoso y con forma de castañuelas. Es oriundo de Brasil, Bolivia, Paraguay y el noroeste de Argentina. Y fue introducido en Buenos Aires por el paisajista francés Carlos Thays.






Su nombre viene del guaraní hakuã (que tiene perfume) y renda (sitio, lugar). En suma, ha sido traducida al castellano como “fragante”. Es un árbol de follaje caduco o semicaduco, de gran porte y resistencia, copa ancha y ramificada, vistosa floración y una longevidad de más de 100 años. Es oriundo de Brasil, Bolivia, Paraguay y el noroeste de Argentina. Y fue introducido en la ciudad de Buenos Aires por el paisajista Carlos Thays en la primera década del siglo XX. 

La copa es ovoidal e irregular, de ramificación principal extendida, no es uniforme, y raras veces es densa debido a que sus hojas están compuestas por foliolos pequeños, semejantes a las hojas de los helechos, por lo que le confiere a la copa un aspecto de  liviandad. No obstante puede alcanzar un diámetro de 4 a 6 metros, proyectando una sombra de mediana intensidad.



El tronco principal tiene una forma algo torcida con una extensión de 6 a 9 metros y un diámetro de 40 a 70 cm. Es de color pardo grisáceo, de textura lisa en su juventud,  áspera, fisurada y oscura con la edad y produce escamas rectangulares que se desprenden. El Jacarandá puede alcanzar una altura que oscila entre los 8 y 18 metros a pesar de tener raíces oblicuas y poco invasoras. Esta última característica, lo convierten en relativamente vulnerable a los periodos de sequía.

Tiene abundante floración en primavera, en panojas de flores tubulares de color azul violáceo que destacan por su gran belleza y duración. La flor es de unos 4 a 5 cm y están agrupadas en panículas terminales erectas de 20 a 30 cm. La floración se produce de noviembre a diciembre, antes que la foliación, y a veces tiene una segunda floración, más escasa, hacia febrero. La coloración contrasta con las hojas, de 30 a 50 cm de longitud, que son de color verde oscuro en la parte superior y verde pálido en la cara inferior. 



El fruto es leñoso, plano, en forma de castañuela. Es una cápsula de unos 6 cm de diámetro, orbicular y comprimida, de color verde que se torna pardo oscuro cuando madura, con semillas aladas. Los frutos aparecen a finales de otoño y permanecen todo el año. En guaraní se los llama ka-í jepopeté, que significa algo así como "aplauso de mono".

Resiste bien la contaminación urbana, pero no la industrial. En lugares muy contaminados el follaje 
se desgreña, pasando a un proceso de decrepitud. Por su aspecto y floración, el jacarandá sirve para decorar parques y jardines urbanos donde la contaminación es baja. Se lo utiliza también en calles y avenidas de bajo tránsito vehicular. La especie es utilizada como árbol de alineación, de forma aislada o formando grupos. Su madera aromática es apreciada en ebanistería y en carpintería para realizar laminados.

Las fotografías son propias. Se trata de ejemplares del Parque 3 de Febrero, en los bosques de Palermo de Buenos Aires, Argentina. 

Una galería de 34 fotos pueden ver en este enlace


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