Su nombre viene de la lengua tupí-guaraní hakuã (que tiene perfume) y renda (sitio, lugar). En suma, ha sido traducida al castellano como “fragante”. Es un árbol de follaje caduco, de gran porte y resistencia – hasta 18 metros de altura – copa ancha y ramificada – entre 4 y 6 metros de diámetro – una longevidad de más de 100 años y vistosa floración, presente en ramilletes de 20 a 30 centímetros de flores color azul violáceo durante los meses de noviembre a diciembre y en ocasiones en febrero. El fruto es leñoso y con forma de castañuelas. Es oriundo de Brasil, Bolivia, Paraguay y el noroeste de Argentina. Y fue introducido en Buenos Aires por el paisajista francés Carlos Thays.
Su nombre viene del guaraní hakuã (que tiene perfume) y renda
(sitio, lugar). En suma, ha sido traducida al castellano como “fragante”. Es un árbol de follaje
caduco o semicaduco, de gran porte y resistencia, copa ancha y ramificada,
vistosa floración y una longevidad de más de 100 años. Es oriundo de Brasil,
Bolivia, Paraguay y el noroeste de Argentina. Y fue introducido en la ciudad de
Buenos Aires por el paisajista Carlos Thays en la primera década del siglo XX.
La copa es ovoidal e irregular, de ramificación principal
extendida, no es uniforme, y raras veces es densa debido a que sus hojas están
compuestas por foliolos pequeños, semejantes a las hojas de los helechos, por
lo que le confiere a la copa un aspecto de liviandad. No obstante puede alcanzar un diámetro
de 4 a 6 metros, proyectando una
sombra de mediana intensidad.
El tronco principal tiene una
forma algo torcida con una extensión de 6 a 9 metros y un diámetro de 40 a 70 cm. Es de color pardo
grisáceo, de textura lisa en su juventud,
áspera, fisurada y oscura con la edad y produce escamas rectangulares
que se desprenden. El Jacarandá puede alcanzar una altura que oscila entre los
8 y 18 metros
a pesar de tener raíces oblicuas y poco invasoras. Esta última característica,
lo convierten en relativamente vulnerable a los periodos de sequía.
Tiene abundante floración en primavera, en panojas de
flores tubulares de color azul violáceo que destacan por su gran belleza y
duración. La flor es de unos 4 a
5 cm y
están agrupadas en panículas terminales erectas de 20 a 30 cm. La floración se produce de noviembre a diciembre,
antes que la foliación, y a veces tiene una segunda floración, más escasa,
hacia febrero. La coloración contrasta con las hojas, de 30 a 50 cm de longitud, que son de
color verde oscuro en la parte superior y verde pálido en la cara
inferior.
El fruto es leñoso, plano, en
forma de castañuela. Es una cápsula de unos 6 cm de diámetro,
orbicular y comprimida, de color verde que se torna pardo oscuro cuando madura,
con semillas aladas. Los frutos aparecen a finales de otoño y permanecen todo
el año. En guaraní se los llama ka-í jepopeté, que significa algo así
como "aplauso de mono".
Resiste bien la contaminación
urbana, pero no la industrial. En lugares muy contaminados el follaje
se
desgreña, pasando a un proceso de decrepitud. Por su aspecto y floración, el
jacarandá sirve para decorar parques y jardines urbanos donde la contaminación
es baja. Se lo utiliza también en calles y avenidas de bajo tránsito vehicular.
La especie es utilizada como árbol de alineación, de forma aislada o formando
grupos. Su madera aromática es apreciada en ebanistería y en carpintería para
realizar laminados.
Las fotografías son propias. Se trata de ejemplares del Parque 3 de Febrero, en los bosques de Palermo de Buenos Aires, Argentina.
Una galería de 34 fotos pueden ver en este enlace:
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