lunes, 31 de julio de 2017

JARDÍN BOTÁNICO DE BUENOS AIRES

Lleva el nombre de Carlos Thays, el arquitecto y paisajista francés que lo concibió y puso en marcha el 7 de setiembre de 1898.  Situado entre Av. Santa Fe, República Árabe Siria, Av. Las Heras y la Plaza Italia, tiene una extensión de 79.772 metros cuadrados y posee más de 1.500 especies vegetales,  repartidas en seis sectores que representan la flora de los cinco continentes y  la autóctona argentina. En su interior cuenta con diversas esculturas, siendo las más destacadas “La Primavera” u “Ondina de Plata” de Lucio Correa Morales y “Saturnalia,  de Ernesto Biondi. Se lo puede visitar de  martes a viernes de 8.00 a 17.45 hs y los sábados, domingos y feriados de 9.30 a 17.45 hs.



Carlos Thays llegó a Argentina en 1889 y, aunque no era su propósito, en los 20 años posteriores le cambió la estética medio ambiental a la ciudad de Buenos Aires. Thays no solo era arquitecto y paisajista, sino también botánico y naturalista. Arribó por un encargo del empresario cordobés Miguel Crisol para diseñar un parque en la ciudad de Córdoba. Es el que hoy conocemos como parque Sarmiento. Pero al año siguiente las autoridades porteñas lo tentaron ofreciéndole el cargo de Director de Paseos de la Ciudad de Buenos Aires. Asumió en 1991 y se desempeñó en ese puesto hasta 1920. En ese tiempo creó 69 nuevos parques y plazas, colocó arbolado en las principales calles y avenidas, plantó 150.000 especies y fue el gran introductor de la flora autóctona en la ciudad, llenándola de tipas, jacarandá, palo borracho y lapachos entre otras variedades. Así, Buenos Aires empezó a lucir colores amarillos, rojos, fucsias, azulados y violáceos en diversas épocas del año, producto de la floración de las especies. El laboratorio donde se cocinaron todas esas transformaciones fue el Jardín Botánico, inexistente a la llegada de Thays al país y que finalmente fundara y dirigiera durante 30 años.   

Carlos Thays, al igual que otros naturalistas franceses que le arribaron al Río de la Plata, viajó por las provincias argentinas, especialmente la zona mesopotámica, para estudiar la flora y el paisaje. Fruto de esas investigaciones, propone la creación de un espacio específico para el estudio sistemático de variedades, la creación de un banco de datos, una biblioteca y áreas de exposición de especies con carácter didáctico. El 22 de febrero de 1982, hizo la presentación formal de su proyecto al intendente Francisco Bollini, en el que describe los fundamentos para la creación de “un jardín botánico de aclimatación para objetivos científicos, recreativos y paisajísticos”. El 2 de septiembre de ese año se aprueba su proyecto y comienzan los trabajos.



Cómo se organizó

Se le asignó una zona periférica de la ciudad, conocida como “el almacén de la pólvora”, por su función durante el último período colonial, o “El polvorín de Cueli”, por el nombre de la familia que vivía allí. El sitio eran unas siete hectáreas en la punta de una barranca desde donde se podían observar los bañados de Palermo hasta la costa del Río de la Plata. En el sitio solo había una casona, de ladrillo visto, estilo inglés, construida en 1881 por el ingeniero militar Jordán Wysocki, y que había sido sede del Museo Histórico Nacional (luego trasladado al Parque Lezama) y del Departamento Nacional de Agricultura. Los trabajos de acondicionamiento llevaron siete años y al jardín finalmente se inauguró el 7 de septiembre de 1998.

El principal criterio que se utilizó fue el de combinar el centro de investigación, con la función educativa y el paisaje recreativo. Por eso, en su organización interna se establecieron tres tipos de jardines. El Jardín Romano, donde se recrea las formas del tiempo imperial. El Jardín Francés, con diseño simétrico de acuerdo a las pautas de los siglos XVII y XVIII y el jardín pintoresco de forma ecléctica.

El conjunto del Jardín Botánico está dividido en seis  grandes parcelas que concentran variedades y especies de diversas partes del mundo. Cinco corresponden a cada uno de los continentes y la restante está destinada a la flora autóctona argentina.



El “Método” Thays

Carlos Thays utilizó el jardín como centro de experimentación en diversos aspectos, pero el que mayor trascendencia industrial tuvo, fue el sistema de germinación de la yerba mate, lo que posibilitó el cultivo y la producción industrial a gran escala. El único sistema conocido era el implementado por los jesuitas que, al momento de partir de partir de las colonias, se llevaron toda la documentación al respecto. Solo había versiones y comentarios de tradición oral, sobre todo relacionados con los descubrimientos del naturalista francés Aimé Bonpland. Thays recibió las primeras semillas en 1895 y así cuenta como resolvió el problema de la germinación “(…)  después de haber realizado una cierta cantidad de experiencias, utilicé con éxito en el Jardín Botánico el modo bien simple de preparar los granos mediante una inmersión especial cuya receta ha sido publicada. Obtuve así un gran número de ejemplares que se pueden denominar domésticos que producen granos que germinan, aunque un poco lentamente, sin ninguna preparación”.

El “sistema” fue adoptado por la Dirección de Agricultura y Ganadería de la Nación Argentina y se difundió entre los productores yerbateros del noreste argentino. El cultivo dejó así de ser un trabajo de tipo artesanal y tradicional, para expandirse a gran escala. Y con esa expansión, llegó también la industrialización y el consumo a gran escala. 

Plano elaborado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires 


Las esculturas

En su interior hay 27 obras escultóricas, siendo las más destacadas “La Primavera” u “Ondina del Plata” de Lucio Correa Morales, que está emplazada en la fuente del acceso norte (que da a la Plaza Italia) del jardín, y “Saturnalia”,el magnífico conjunto escultórico de Ernesto Biondi. También se destacan las representaciones de e movimientos de la VIª Sinfonía de Beethoven del italiano Leone Tomassi, “Los rimeros fríos” del artista catalán Miguel Blay y Fábregas,  “Sagunto” de Agustín Querol y Subirats. “Flor Indígena”  del artista argentino Gonzalo Pondal Leguizamón. “Flora argentina” del escultor  Emilio Andina, “La Soberanía” del escultor puntano Domingo Páez Torres y diversas réplicas de calidad como “El mensaje de Mercurio”, “Venus” y “La Loba Capitolina”.

Una mención particular para la “Columna Meteorológica”, obsequiada por la comunidad austro-húngara al gobierno nacional con motivo del Centenario de la Revolución de Mayo, en 1910, como agradecimiento al país por recibir a centenares de inmigrantes. El monumento estaba formado por una columna de mármol blanco pulido, rodeado de tres escalones y asentado sobre una plataforma circular de granito de ocho metros de diámetro. En la parte media inferior, una serie de nichos contenía instrumentos meteorológicos de última generación (termómetros de máxima y mínima, barómetros y anemómetros, entre otros), mientras en la parte superior se habían colocado ocho relojes de precisión con la hora de las principales capitales del mundo: Buenos Aires, Londres, Viena, París, Madrid, Roma, Nueva York y Berlín.

Sobre uno de los costados de la columna debía haber un reloj de sol, en tanto toda la obra estaba coronada por una esfera de bronce de un metro representando a la bóveda celeste con un círculo zodiacal. En el interior, otra esfera representa a la Tierra con sus cinco continentes. Todos los materiales de la obra fueron entregados por los austro-húngaros excepto algunas partes del reloj proporcionadas por la casa Hans Wildi de la ciudad de Nabresina (Trieste). El monumento sería ejecutado en Austria., dada la complejidad de los elementos que lo componían. Pero no pudo terminarse a tiempo y se le hicieron algunos cambios: en los relojes, se reemplazó al de Berlín por el de Buenos Aires y se evitó así la construcción del reloj de sol que daría la hora local.

La Columna sufrió varias mutilaciones al año de su inauguración, ya que se retiraron los aparatos, que fueron destinados al Laboratorio del Gas de la Municipalidad. En 1977, el Servicio Meteorológico Nacional intentó, en vano, recuperar el valioso instrumental pero los originales no pudieron ser localizados y la Fuerza Aérea Argentina consideró que, dado que la Columna estaba ubicada en un paseo público, no era conveniente instalar instrumentos de alta precisión que pudieran ser robados o dañados. En 2009, la comunidad austro húngara realizó una restauración completa del monumento.



Invernaderos, escuela y biblioteca

Un espacio atractivo para el público, son los cinco invernaderos donde se llevan a cabo diferentes investigaciones. El de mayor interés ornamental es el central y de mayor dimensión ubicado junto a la casona principal. De estilo art nouveau, fue premiado en la Exposición de París de 1900. Tiene 35 metros de largo, por 8 de ancho, y en su interior alberga una colección de bromelias y de helechos.

En un extremo del jardín, contiguo a la Av Las Heras, funciona la Escuela Municipal de Jardinería “Cristobal María Kicken”. Y en la casona principal, además de las oficinas administrativas, tiene su sede la Biblioteca que cuenta con más de 1.000 libros especializados y alrededor de 10.000 publicaciones, procedentes de diversos centros de investigación, relativos a la botánica y el paisaje.

Desde 1937, el Jardín Botánico lleva el nombre de “Carlos Thays”. Y en 1996, a partir del mes de abril, fue declarado Monumento Histórico Nacional mediante el decreto n° 366 del gobierno nacional. A partir del 30 de noviembre de 2009 pasó a denominarse "Dirección Operativa Jardín Botánico Carlos Thays".

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Información general


Abierto al público.

Horario de Verano (22 de septiembre a 21 de abril)
Lunes - CERRADO
Martes a viernes de 08.00 a 18.45 hs.
Sábados, domingos y feriados de 9.30 a 18.45 hs.

Horario de Invierno (22 de abril a 21 de septiembre)
Lunes - CERRADO
Martes a viernes de 8.00 a 17.45 hs.
Sábados, domingos y feriados de 9.30 a 17.45 hs.


Los días: 1° de Enero, Viernes Santo, 1° de Mayo, 21 de Septiembre, día del Municipal y 25 de Diciembre el Jardín permanecerá cerrado.

Se informa al público visitante que en los días de inclemencias climáticas (vientos intensos, lluvias, lloviznas persistentes) el jardín permanecerá cerrado por razones de seguridad.
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El material fotográfico es propio, salvo  el plano que corresponde al Gobierno de la Ciudad.


Con información de:

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