En Argentina se lo conoce como lapacho, en Bolivia como tajibo y en México como primavera, en Venezuela como Araguaney, en Brasil como ipê y en Paraguay como tajy. Pero también puede recibir estos nombres, según las variedades, cañaguate, cañaguatillo, guayacan o tealo. Es el árbol nacional de Venezuela (tabebuia chrysantha), Paraguay (tabebuia heptaphylla) y El Salvador (tabebuia rosae). En Buenos Aires lo introdujo el paisajista Carlos Thays, el arquitecto que le cambió la cara a la ciudad, a comienzos del siglo XX. Galería de imágenes
Es una especie
nativa de América, desde el norte argentino hasta México. La variedad plantada
en Buenos Aries es el Lapacho Rosado. Es un árbol de buen porte que alcanza los
30 m y su
copa semigloba representa más de la mitad. Sus flores aparecen al fin del
invierno, entre julio y septiembre, justo antes del rebrote. Son grandes, de
forma tubular y la corola es rosada de unos 4 cm de largo. La corteza es
dura y de color castaño grisáceo y se le atribuye popularmente funciones
medicinales en afecciones renales.
Su nombre oficial es
Tabebuia
y hay más de cien variedades en toda
América, desde Bolivia, Paraguay y el norte de Argentina hasta México y el
Caribe. Las hay de floraciones amarillas, blancas, rosadas y rojas purpúreas,
por lo que en muchos países se la utiliza con fines de decorativos urbanos y
ornamentales en plazas y parques. La especie que se da en Argentina es Tabebuia
Impetiginosa, más conocida como Lapacho Rosado.
Las variedades reciben distintos
nombre populares, tales como cañaguate, cañaguatillo, guayacan o tealo. En
Argentina se lo conoce como lapacho, en Bolivia como tajibo
y en México como primavera, en Venezuela como Araguaney, en Brasil como
ipê
y en Paraguay como tajy, que en guaraní
quiere decir “fuerte, resistente”
Es el árbol nacional de Venezuela (tabebuia
chrysantha), Paraguay (tabebuia heptaphylla) y El Salvador
(tabebuia
rosae). Esta última especie, de raíces profundas, resistente al smog,
se le utiliza en la ornamentación urbana.
Características Generales del Árbol.
Las hojas son de color verde oscuro. Se disponen de a pares y en forma opuesta. Por
cada nudo se disponen juntas y forma contraria. La hoja es compuesta. Está digitada con 5 a
7 foliolos, que nacen de un eje común, y
se disponen como los dedos de una mano abierta.
Un foliolo es cada una de las piezas separadas en que a
veces se encuentra dividido el limbo de una hoja. Y limbo la lámina que
comúnmente forma parte de la anatomía de una hoja.
La corteza externa está surcada por marcas de color gris. Es áspera y al ser raspada se
vuelve de color pardo. Internamente es fibrosa, de color marrón claro, casi
rosado. Al realizarle un corte, despide un aroma suave a resina vegetal.
El tamaño es particular, teniendo en cuenta su altura. La copa tiene forma de
campana. Esto se debe a que sus ramas se doblan hacia afuera y tienen el
follaje concentrado en los extremos. Es
un árbol grande. Alcanza una altura que oscila entre los 20 y los 35 metros.
Algo así como un edificio de 10 plantas.
El diámetro del tronco, a la altura del pecho (150 cm del suelo) varía
entre los 60 y 160 cm, en edad adulta. El crecimiento promedio del diámetro es
de 0,50 cm por año, si se desarrolla en un bosque natural.
El fruto es una cápsula lineal cuyo largo
puede ser entre 20 y 35 cm y el anchova de 1 a 1,5 cm. Al madurar es de color
castaño. Se abre longitudinalmente en dos valvas que contienen unas 150
semillas aladas, lo que favorece su expansión por el viento. El fruto comienza a aparecer en agosto y
finaliza en octubre.
Las flores son de gran valor ornamental en los medios urbanos, por sus características
de inflorescencia (grupo de flores en una misma rama). Tienen forma de tubo,
con una longitud que varía entre los 5 y los 8 cm, con forma de campana con 5
lóbulos redondeados desiguales. En el mes de mayo, el árbol pierde todas sus
hojas y empieza la floración, que se mantiene hasta el mes de julio.
La madera es fuerte, dura y pesada. Su promedio es de 990 a 1010 kg por metro cúbico.
Tiene un veteado suave y una textura fina. Se la reconoce por su extrema
dureza, su estabilidad al ser secada y por su resistencia bajo tierra. Se la suele utilizar como postes,
construcciones, carrocerías y machinbrados.
En la carpintería para usos domésticos y ornamentales no es popular, porque es difícil de trabajar
por su dureza.
Leyenda sobre el origen
Tupâ o Tupavé o Tenondeté es el
dios supremo de los Guaranies, es la deidad que creó la luz, el universo. Su residencia
es Kuarahy, el sol. Y desde ese foco de luz, dio origen a los guaraníes.
La leyenda sobre el árbol comienza
cuando Tupä resuelve la separación de
los hermanos Tupí y Guaraní. Antes de la partida de ambos, Tupä le dice a
Guaraní: “Los dos son hermanos y siempre
serán conquistadores de tierras. El símbolo de sus conquistas será
este árbol, que llamaré Tajy. Y se diferenciarán de otras tierras por el color
de sus flores y la fortaleza de su tronco”. Les
entregó las semillas que había traído de Ivaga y ambos emprendieron el camino.
Así es como explican los guaraníes
la expansión de este árbol por toda américa, Es importante aclarar que la Ivaga, significa paraíso en idioma guaraní .
Leyenda del Lapacho Blanco y La
Viudita.
(Leyenda Qom-Toba. Comunidad indígena del norte argentino. Provincias de
Chaco y Formosa)
Hace muchísimo
tiempo en la zona central del Chaco vivía una comunidad de aborígenes qom.
Vivían de la caza y de la pesca, que por ese entonces era abundante. Niagasit,
un caciquillo fuerte, valiente y hermoso, iba a casarse con la hija del cacique
llamada Chona. Niagasit mantenía a su anciana madre a quien adoraba, y ésta a
su vez veneraba a su hijo y a su futura nuera.
Pero un año se
produjo una gran sequía que secó las aguadas y alejó a los animales. Entonces
los jóvenes qom tuvieron que ir a lugares más alejados y bajos en búsqueda de
alimentos. Fue así que fueron a las tierras del Machagai.
Pero allí, una madrugada, los indios Moqoi,
tradicionales enemigos de los Qom, les tendieron una emboscada. En la lucha
algunos murieron y otros fueron hechos prisioneros. Unos pocos se escaparon y
regresaron a la comunidad. Allí anunciaron la muerte de Niagasit. Terriblemente
apenada por la infausta noticia, su madre murió esa misma noche.
Pero Niagasit no
había muerto. Sólo fue herido y hecho prisionero. Esa noche se fugó y al día
siguiente llegó con los suyos. Allí se encontró con el doloroso espectáculo de
que su madre muerta iba a ser enterrada. Niagasit acompañó el cortejo. La mujer
fue enterrada a la usanza indígena. Dejaron la cabeza afuera y la cubrieron con
ramas. Niagasit no volvió con sus pares a la toldería. Cuando quedó solo, cortó
las trenzas blancas de su madre y se las ciñó a su frente en señal de dolor.
Así permaneció varios días inmóvil frente al cadáver hasta que el piadoso Dios
lo convirtió en el más hermoso árbol de nuestra flora: el lapacho blanco,
erguido y elegante como él y con flores blancas como las trenzas de su madre. Y
a su inquieta novia, que iba y venía, la convirtió en un pajarito que vuela,
sube y baja, que nunca queda quieto: la viudita.
Con información de
http://es.wikipedia.org/wiki/Lapacho
y el Centro de Datos para la Conservación de
la Secretaria del Ambiente del gobierno de Paraguay.
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