miércoles, 16 de agosto de 2017

LA TORRE DE LOS INGLESES

La Torre de los Ingleses o Torre Monumental es un emblema de la ciudad de Buenos Aires, junto al Obelisco. Es una donación de la comunidad británica por el Centenario de la Independencia. Se inauguró en 1916. Tardó 6 años su construcción. Tiene 60 m de altura, divididos en 8 plantas, agrupadas en 3 secciones. El reloj es una copia, a una escala menor, del Big Ben de Londres. Tiene cuadrantes de opalina de 4,40 m de diámetro, un péndulo que pesa 100 kg, 5 campañas de bronce, una de ellas de 7 toneladas,  y un carrillón estilo Westminster, de 3 toneladas, que suena cada cuarto de hora. En el sexto nivel tiene un balcón en voladizo que funciona como mirador.



Primero fue la “Torre del reloj” y luego pasó a denominarse genéricamente como la “Torre de los Ingleses”. Después de la Guerra de las Malvinas, se denominó oficialmente “Torre Monumental”. La plaza,  donde está instalada, dejó de llamarse Plaza Britania, para ser nombrada como Fuerza Aérea Argentina. Pero el fervor nacional de entonces (plasmado en un decreto y en una ceremonia el 24 de mayo de 1982) no alcanzó para cambiarle el nombre en el imaginario popular, que la sigue llamando la “Torre de los Ingleses”.

Tiene 60 metros de altura divididos en 8 plantas que, a su vez, están agrupadas en 3 secciones. En el primer tercio del siglo XX fue la estructura más alta de Buenos Aires. Mérito que terminó el 23 de mayo de 1936, cuando fue inaugurado el Obelisco, cuya altura es de 67,5 metros.  Sin embargo, siguió siendo el lugar específico para mirar a Buenos Aires desde el aire. En el sexto nivel tiene un balcón en voladizo, que hace las veces de mirador, desde donde se puede ver el barrio de Retiro, la principal estación ferroviaria dela ciudad, el puerto de Buenos Aires, la barranca y arboleda de la Plaza San Martín y hacia el sur todo el complejo de edificio modernos de Las Catalinas Norte y la ribera del Río de la Plata en la Reserva Ecológica de la Costanera Sur. Una visión amplia y extensa en 360 grados, que no se da en otro sitio de la ciudad.

En el sitio donde está emplazada fue el espacio natural del río. Hacia el 1900, el agua ocupaba mansamente ese lugar. Sobre lo que hoy es la Av. Del Libertador y Av. Ramos Mejía (extremo oeste de la terminal ferroviaria de Retiro) estaba el Hotel de La Rotonda, un centro destinado a albergar inmigrantes temporalmente. Pero hacia 1910, todo ese espacio había sido ganado al río mediante rellenos. Donde hoy está la torre, estaba instalada la Usina de Gas de Retiro, desde donde se distribuía el combustible para el alumbrado público. Las zonas aledañas como la actual plaza San Martín, era un simple baldío, y la terminal ferroviaria recién se empezaba a construir. Se iba a inaugurar en agosto de 1915.


Donación, Diseño  y Construcción

Los visitantes de hoy, pueden leer en la entrada principal, una placa de mármol que tiene grabada la siguiente leyenda: “Los residentes británicos al Gran Pueblo Argentino Salud, 25 de mayo de 1810-1910”. Es el testimonio de gratitud de la inmigración británica a estas tierras, al cumplirse el Centenario de la Independencia de Argentina o, lo que es lo mismo, del nacimiento como país. En septiembre de 1909, las autoridades argentinas aceptaron el ofrecimiento de esta comunidad y al año siguiente se expusieron los proyectos en el Salón del Bon Marché, un espléndido centro comercial de entonces, por su arquitectura, que hoy ocupan las Galerías Pacífico.

El diseño ganador del concurso, fue el presentado por el arquitecto inglés Sir Ambrose MacDonald Poynter, uno de los nietos del fundador del Royal Institute of British Architects. La construcción correspondió a la firma inglesa Hopkins y Gardon.  Todos los materiales de construcción – salvo el agua y la arena – incluidos los obreros y personal técnico, fueron traídos de Inglaterra. No obstante las previsiones técnicas y de material, la columna conmemorativa original, luego transformada en torre, no pudo ser inaugurada en la fecha prevista. Se argumenta que la muerte del rey Eduardo VII impidió que la delegación británica asistiera a los festejos del Centenario. Recién en noviembre de 1910 se colocó la piedra fundamental, pero los trabajaron colapsaron por las dificultades ocasionadas por el desarrollo de la Primera Guerra Mundial. A esto se debe agregar que la empresa de gas, no desalojó los terrenos hasta 1912. Finalmente el monumento fue inaugurado el 24 de mayo de 1916, día en que los británicos festejaban el “Empire Day” (Día del Imperio).

Es de estilo neo-renacentista. Y aunque en la mayoría de las descripciones históricas, se la identifica como una réplica, a menor escala, del Big Ben de Londres, la verdad en que no se parecen en nada, salvo que ambas tienen un reloj en la punta. Ese reloj si es una réplica del Big Ben. Pero lo que sí tiene de británico, es el estilo palladiano o neopalladiano que tan popular fue en el Reino Unido a mediados del siglo XVII. Como se mencionó antes, los materiales fueron traídos de Gran Bretaña, desde las piedras y cemento Portland y los mármoles,  hasta los ladrillos tipo Leicester que recubren el tercio medio de la torre.

La estructura se emplaza sobre un basamento con cuatro escalinatas a cada lado y vertederos en sus esquinas. La entrada principal mira al lado oeste, en dirección a la plaza San Martín. El pórtico tiene un par de columnas laterales, arriba se encuentra el mármol con la leyenda dedicatoria de la comunidad británica en Argentina. Por aquí se accede a un interior espacioso, que tuvo una boiserie labrada en sus orígenes pero que se quemó  en 1982, luego de un atentado provocado por fanáticos durante la contienda de Las Malvinas. Allí hay un ascensor de época, vidriado y enrejado artístico que, al ir ascendiendo, se puede ver el péndulo del reloj. El recorrido es hasta la sexta planta donde está el mirador. 



Sobre la entrada principal y las restantes caras de la Torre existe un friso en el que se alternan triglifos y metopas ornamentadas con soles y diferentes emblemas del Reino Unido de Gran Bretaña. Puede reconocerse la flor del cardo, emblema de Escocia (desde el año 1540), la rosa de la Casa Tudor, el dragón rojo de Wales y el trébol de Irlanda. En dos de los lados, están los escudos de Argentina y el Reino Unido. Además, se destacan los emblemas de Inglaterra y Escocia. Un unicornio y el león rampante enmarcan dos leyendas escritas en francés: “Dieu et mon droit” (“Dios y mi derecho”) y “Honni soit qui mal y pense” (“Deshonor al que piense mal de esto”), Orden de la Jarretière en Inglaterra.

En la sexta planta está – como se explicó – el mirador. En la séptima está el reloj. Y en la octava se encuentras las campanas y el carrillón del reloj. Todas ellas resguardadas en el interior de una cúpula octogonal que, al mismo tiempo, está rodeada por un balcón balaustrada y cuatro columnas. Esta cúpula está cubierta por láminas de cobre y cabriadas de acero. Encima – para rematar el vértice de la torre, hay una veleta que representa una fragata de tres mástiles de la época isabelina.

El Reloj.  

A los 45 metros, está el reloj que fue puesto en funcionamiento por los relojeros argentinos Rodolfo Knopp y Nicanor Insúa. Pero su diseño y estructura es de la firma Gillet & Johnston, de Croydon, Inglaterra. Realizado en 1914, es una réplica a menor escala del que tiene el Big Ben de Londres. Durante 70 años, este reloj funcionó coordinadamente con la hora oficial argentina y era el punto de referencia horaria de la ciudad. Hoy no es tan estricto ese aspecto. No obstante, es uno de los relojes significativos que tiene Argentina, junto con el del Palacio de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.



Posee cuatro cuadrantes de opalina de 4,40 metros de diámetro, con un péndulo que supera los 4 metros de largo y pesa más de 100 kg. Las piezas que conforman su estructura central de funcionamiento, pesan una tonelada. El mecanismo de relojería está formado por un armazón “Flat Bed” gigante, un escape de gravedad como el que se utiliza para el Big Ben, y mecanismo de recarga automática. La musicalidad es cada cuarto de hora y se expresa a través de un carrillón de Westminster de cinco campanas. El funcionamiento incluye un sistema de silenciamiento nocturno. Las campanas están ubicadas en la última planta, encima del mecanismo de relojería, propiamente dicho. Son de bronce. Pesan alrededor de 4 toneladas cada una, aunque la mayor alcanza las 7 toneladas. A su vez, el carillón que suena cada 15 minutos, pesa unas 3 toneladas.


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