lunes, 22 de marzo de 2021

LOS PUERTOS SON ESOS LUGARES DE FUERTES CONTRASTES

No podríamos llamarlos contradictorios, pero también les podrdía caber esa definición. Sobre todo los antiguos puertos que combinan todavía el trabajo con el esparcimiento. 
















En esos sitios, se puede pasar de la mayor de las expectativas a la frustración en un instante. O al revés, descubrir la felicidad después que todo se haya perdido en el fondo de la dársena. En todos los lugares que son escenario de llegadas y partidas, es así. En los actos de llegar o partir, siempre hay algo de quimérico que se puede cumplir o pasar a la memoria en calidad de recuerdo inconcluso. 

Lo que mejor refleja esa tensión o interacción es la diferencia notable que se da entre el espejo de agua y los muelles. Mientras el río o el mar está en calma, la dársena parece una pista de cristal. En esos casos, en los muelles brillan de bullicio al calor del buen clima. Y cuando hay movimientos bravíos en el agua en consonancia con cielos plomizos, entonces la vida en los muelles parece apagada, aunque solo está recogida, protegida, esperando el momento para lanzarse a una nueva aventura. 

En todos esos escenarios hay gente -hombres y mujeres - que juegan sus virtudes tratando de que no se vean sus desgracias. Esas que suelen aparecer en los momentos críticos del trabajo duro. Instante de agitados movimientos en los que no hay espacio para la reflexión ni la imaginación. 
















Pero el día tiene la virtud de saber retirarse a tiempo para que nadie muera en el intento de sobrevivir. Entonces lentamente va surgiendo la noche. Y en los contraluces, todas esas personas, lejos de apagarse, se van encendiendo al ritmo de las expectativas que va fabricando su propia imaginación. Entonces los muelles cobran una vida inusitada, donde el brillo de los espacios sugieren que en cualquier momento, algo fuerte va a arder. Y todas las quimeras saldrán a pasear, para sostener con firmeza la vocación de felicidad que han puesto en el atardecer todas esas personas con sus luces. 
















Las imágenes de este post fueron tomadas en el Dique 1 de Puerto Madero, Ciudad de Buenos Aires, el 31 de diciembre de 2020 entre las 20:37 y 20:48. Algo así como seguir la línea del atardecer en un momento muy particular de la pandemia que afectaba a la ciudad por esos días.

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Fotos: El Jinete Imaginario 

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