El gris urbano y cotidiano ha dejado su lugar a la explosión de color y de formas abstractas. En los 300 metros de esta calle de Buenos Aires, cuarenta fachadas fueron intervenidas por el artista Marino Santa María para producir, al final, una obra singular que no puede ser catalogada dentro del muralismo ni del graffiti.
El trabajo se inauguró en abril de 2001 pero está siempre en constante transformación. Ahora se incorporan nuevas formas en mosaico veneciano y trencadís. El fenómeno creativo y la génesis de la obra, no es solo fruto del empuje del artista, sino también de la participación de los vecinos y el compromiso social con la propuesta artística
Nada es más
extraño e impactante que dar de golpe con un estallido de color, en contraste
con un paredón ocre y grisáceo. Es lo
que le ocurre al paseante desprevenido, cuando camina junto al terraplén del
ferrocarril que va paralelo a los primeros metros de la calle Lanín, desde
Brandsen en dirección a la Av. Suarez.
En los 300
metros que siguen, la totalidad de su recorrido, la calle muestra lo mejor del
suburbio porteño, al tiempo que es la muestra acabada de un proyecto concreto y
consumado de arte público de la ciudad de Buenos Aires. El autor de la
propuesta es Marino Santa María, un artista plástico de envergadura, prolífico
en arte en la calle, que luego de
experimentar en diversas técnicas, decidió transformar su calle de la infancia
en una suerte de galería de arte a cielo abierto.
La calle
Lanín es una obra singular que no puede ser catalogada dentro del muralismo ni
del graffiti, por eso – quizá – la mejor definición sea la de “Arte público”.
El fenómeno creativo y la génesis de la obra, no es solo fruto del empuje del
artista, sino también de la participación de los vecinos y el compromiso social
con la propuesta artística. La idea artística generó un diálogo entre la
comunidad que produjo un nuevo escenario, fiel a su origen pero lleno de otra
vitalidad.
En el informe
sobre la obra publicado en el Centro Virtual de Arte Argentino del portal del
gobierno de la ciudad de Buenos Aires dice al respecto: “Tal lo sucedido en
Lanín. Partiendo de su taller, Santa María se extendió a las casas aledañas y
luego, por pedido de los vecinos, fue interviniendo la mayoría de las
restantes. Si bien las decoraciones de los frentes se corresponden con las
tipologías formales de su obra abstracta, y muchos de los motivos son
desarrollos murales de sus ideas acerca de la pintura, los vecinos participaron
en la elección de colores y en el grado admisible de transformación de sus propiedades.
En ocasiones el barrio se reunió en cónclave deliberativo y celebratorio de la
acción emprendida, como forma de seguir impulsando la intervención artística y
constatar una personalidad por la que alcanzaran una identidad distintiva”.
En las fachadas
intervenidas a lo largo del recorrido de la calle, la pretensión del artista ha
sido clara: "Estamos organizando una gran fiesta de los colores primarios
para que participen todos los
vecinos". Es lo que declaró Marino Santa María al diario Clarín el día
de la inauguración de los trabajos, el 19 de abril de 2001. En ese momento, era
la primera intervención urbana de estas características en la ciudad. Luego se
producirían otras, como los trabajos en el
Pasaje Zelaya o en la cortada Discépolo del mismo Marino Santa María. Pero
también hay de otros artistas.
Pero la calle
Lanín fue diferente. Porque era la primera vez y porque la acción artística
pretendía ser duradera y progresiva en el tiempo. Se originó en una iniciativa
personal del artista para la fachada de su propia casa, se extendió a sus
vecinos inmediatos y luego se generalizó incluyendo nuevos vecinos (40 casas en
total), entidades públicas y empresas que colaboraron en el proyecto artístico
y comunitario, que luego devino en centro de atracción turístico.
En las
distintas etapas, este emprendimiento ha recibido los auspicios del Ministerio
de Cultura y Educación y de la Secretaría de Cultura de la Nación, de la
UNESCO, del Museo Nacional de Bellas Artes, del Centro de Gestión y
Participación Zona III de la Ciudad de Buenos Aires y de la Legislatura de
dicha ciudad, que lo declaró de Interés Cultural. Aportaron fondos para su
consecución la Jefatura de Gabinete de la Presidencia de la Nación, la
Organización de los Estados Iberoamericanos (OEI), la Fundación Banco Ciudad
durante la presidencia de Aníbal Jozami y actualmente el Ministerio de Cultura
de la Ciudad de Buenos Aires, que en su oportunidad también mejoró el
empedrado, las veredas y el alumbrado. En un primer momento la mano de obra fue
proporcionada por 20 ayudantes, que eran alumnos del taller particular del
artista.
El proyecto de la calle Lanín tiene
dos aspectos: uno permanente, que encarna en la transformación plástica de los
frentes y otro temporario, implementado mediante instalaciones que el artista
realiza en el muro del ferrocarril que linda con la Av. Brandsen y que funciona
como una galería a cielo abierto. Allí se han visto hasta ahora Huellas del
aire en 2001 y Museo en 2008.
El día de la
inauguración, dijo Santa María al diario Clarín: "El objetivo no es convertir esto en un museo al aire libre ni
hacer peatonal la calle al estilo de Caminito. Lo mejor sería que no pierda el
ritmo que tiene hoy para que el arte conviva realmente con la vida cotidiana. El
arte público no tiene que tener funcionalidad, es simplemente para que esté al alcance de la gente que no va a los
museos".
Marino Santa
María nació en Buenos Aires el 26 de septiembre de 1949. Su infancia y gran
parte de su vida transcurre en el número 33 de la calle Lanín del barrio
porteño de Barracas. Es el mayor de los dos hijos de Marino Pérsico y Zoraida
Santa María. Su padre era pintor, escultor y ceramista. Tenía un atelier en el
salón delantero de esa dirección y en el galpón del fondo de la vivienda
funcionaba el horno de cerámica.
Estudio en la
Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano” y se
graduó de Maestro de Dibujo. Luego en la Escuela Superior de Bellas Artes
“Prilidiano Pueyrredón” donde obtiene, en 1976, el título de Profesor de
Pintura. En esta última institución asume como rector en 1992 hasta 1998. Desde
este cargo impulsa la creación del Instituto Universitario Nacional de Arte. En
el momento en que cesa como rector de la Escuela Superior de Bellas Artes,
Santa María concibe el proyecto de la calle Lanín que se materializará tres
años después. La obra del artista es amplia y abarca varias facetas y estilos
que serán comentadas en otra entrada de este blog.
Una selección
de 27 fotos propias se puede ver en este enlace:
Fuentes de
información del texto:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios