Cada noche, se encienden las luces de la ribera de la ciudad. No es un
malecón al uso como el de tantas otras ciudades portuarias. La ribera de Buenos
Aires está ocupada por el remanente del antiguo Puerto Madero. En el lado oeste
de las dársenas de amarre, los viejos almacenes de los cuatro Docks que lo
componen, fueron reciclados. Y en el
lado este, se construyó un barrio nuevo de gran despliegue arquitectónico.
Cambió la fisonomía de la ciudad, pero los porteños siguen sin ver el río. En
su lugar, tienen una ribera de luces.
Pasaron casi 100 años para que este
puerto denominado Madero encontrar su verdadera función e inserción en la
ciudad de Buenos Aires. La obra empezó en abril de 1887 y se habilitó el
complejo completo en marzo de 1898. Pero solo funcionó plenamente como puerto
de viajeros y carga y descarga de mercancías, apenas 10 años. Quedó obsoleto en
la primera década del siglo XX por la evolución y aumento del tamaño de los
barcos de los servicios de ultramar. En 1919 fue reemplazado por el actual
Puerto Nuevo, que había pensado el
ingeniero Huergo en 1880 y perdió la competencia del proyecto con
Eduardo Madero.
Entre 1920 y comienzo de la década
de 1990, los viejos almacenes de ladrillos rojizos diseñados por los ingenieros
ingleses Hawkshaw, Son & Hayter y construidos por la firma alemana Wayss &
Freytag Ltd, alrededor de 1905, no
cumplieron más función que la de ser auxiliares de algunas dependencias del Estado, como el Correo
Internacional o la Armada Argentina. Con el tiempo, muchos de ellos se fueron
deteriorando en su estructura por la falta de uso y mantenimiento edilicio.
Recién en 1994 comenzó la obra de
remodelación de este sector de la ciudad, que impedía el acceso directo de los
porteños a la ribera del Río de la Plata. En el siglo transcurrido desde su
inauguración, el sitio solo fue acumulando vagones ferroviarios en desuso en
las vías muertas de actividad. Dice la
enciclopedia Wikipedia:
El gobierno de la ciudad inició, con el
asesoramiento del ayuntamiento de Barcelona, los estudios del plan de
reciclaje, convocándose en 1991 un concurso nacional de ideas, de donde surgió
el "master plan" (plan maestro) para el nuevo barrio, del cual
surgieron dos ganadores cuyas propuestas se fusionaron posteriormente, por lo
cual el plan urbano del nuevo barrio fue obra de un equipo formado por los
arquitectos Juan Manuel Borthagaray, Cristian Carnicer, Pablo Doval, Enrique
García Espil, Mariana Leidemann, Carlos Marré, Rómulo Pérez, Antonio Tufaro y
Eugenio Xaus. La realización de dicho plan significó la mayor obra de su tipo
jamás realizada en Buenos Aires, con una inversión total por parte del Estado
de cerca de 1000 millones de dólares.
El desarrollo pleno del actual
Puerto Madero, no alcanzó su desarrollo
pleno hasta el año 2006 y 2007. Pero la inversión realizada hacia el final del
siglo XX, tuvo una proyección geométrica
en desarrollo arquitectónico, diseño de nuevos espacios de
entretenimiento y esparcimiento, la
gastronomía y actividades deportivas.
A diferencia de la gran obra portuaria de finales del
siglo XIX, este desarrollo urbanístico
no para de crecer. Las sucesivas crisis
económicas argentinas parece n no afectar la inversión en esta parte de
la ciudad. Bien es cierto, que aquí se concentra gran parte de las sedes de los
principales inversores en el país. El
sector residencial es el más caro de Buenos Aires. Un informe del mes de enero
pasado de la empresa Reporte Inmobiliario, indica que el precio promedio del
metro cuadrado residencial es de 8.012 u$s.
Una cifra superior a la que se registra en Punta del Este, el exclusivo balneario
uruguayo.
Pero si bien los residentes
pertenecen a sectores sociales argentinos de altos ingresos, todo el paseo que
rodea los cuatro diques es concurrido durante la semana por empleados de
grandes corporaciones que tiene su sede en este barrio. Durante los fines de
semana, es un paseo turístico obligado para los visitantes de Buenos Aires y zona de relajación para porteños
de todos los estratos sociales. Miles de personas utilizan los restaurantes del
lugar. Y por las noches, es sitio obligado para una cena o encuentro lejos de
los ruidos de la ciudad.
Por las noches, Puerto Madero tiene otra imagen, cambia el escenario para el
visitante. Y en todo el recorrido, desde la Dársena Sur hasta la Avenida
Córdoba, es una sucesión de luces. En cada una de ellas, hay una historia.
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Fotos: sarmiento-cms
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