Un Encuentro Internacional de Grandes Veleros en el Puerto de Buenos Aires. Fue en el año 2010, en ocasión del Bicentenario de la Revolución de Mayo, que dio origen al primer gobierno patrio de Argentina. Todos esos grandes veleros se corresponden en rigor, a buques escuela o de formación de oficiales de las armadas de diversos países. Así que ahí se pudo ver a las fragatas Libertad de Argentina, Juan Sebastián Elcano de España, Esperanza de Chile, Simón Bolívar de Venezuela, Gloria de Colombia, Capitán Miranda de Uruguay o Cuauhtémoc de México. Desde la punta del espigón norte de la Dársena Norte del viejo Puerto Madero se pueden tener una buena vista del atardecer porteño.
El puerto de Buenos
Aires está ubicado en un lugar cuyas características son las peores para
construir un puerto. Es algo así como un No Puerto que se mantiene en base a
dragados permanentes que barren el limo del fondo del lecho para evitar que se
formen bancos de arena y barro. El canal principal del Río de la Plata está del
lado que corresponde a la República Oriental del Uruguay, es decir al norte.
Una distancia de varios kilómetros de Buenos Aires. Porque como saben, este río
es un enorme estuario que comienza en la unión o desembocadura de los ríos
Uruguay y Paraná, que traen las aguas
del noreste y Mesopotamia argentina. Zona húmeda, de gran vegetación y cuyos
ríos se caracterizan por el abundante
limo que arrastran en su circulación.
El Río de la Plata del lado de la ciudad de Buenos Aires,
tiene escasa profundidad. En verdad es la continuación de la enorme planicie pampeana
o bonaerense (como prefieran) que se sumerge. Si no se dragara, las playas lacustres de la
ciudad podrían tener varios kilómetros río adentro. El ancho del río es
variable, según avanza en dirección al océano Atlántico. En el comienzo es de
25 km y en su desembocadura llega a los 209 km. No es un río normal. Es el más
ancho del mundo. Tiene una extensión relativamente corta para ser uno de los
ríos más grandes del mundo. Solo 320 km de largo, pero cubre (debido a su
ancho) una superficie similar a Bélgica. Para muchos geógrafos, este no es un
río, sino un golfo o un mar marginal del
Atlántico. Pero de mar tiene poco ya su salinidad es apenas una quinta parte de
la normal en los mares. Y se debe fundamentalmente al reflujo permanente entre
el agua dulce que recibe y la introducción de las corrientes marinas en su
cauce.
Pero como decía, el principal problema para instalar un
puerto en la margen sur (donde fue fundada Buenos Aires) son los sedimentos que
arrastra. Cada año, son transportados hasta su cauce unos 160 millones de
toneladas de sedimentos, que están compuestos por limo (56%), arcilla (28%) y
arena (16%). De toda esa carga, el 90% viaja en suspensión. Y a todo eso hay
que agregarle que, en el propio fondo del cauce, se arrastran unos 15 millones
de toneladas de arena gruesa. Por todo eso, hay que dragar en forma constante
el río para poder darle profundidad al puerto y poder recibir los barcos que
ilustran esta nota.
El Puerto siempre fue un problema
Nunca sabremos por qué Pedro de Mendoza en 1536 y Juan de Garay
en 1580 (las dos fundaciones de Buenos Aires) decidieron instalar el
asentamiento en un lugar a donde para llegar,
debían remar varios kilómetros en sus botes y chalupas, desde los navíos
hasta la costa. No lo de dejaron escrito. Así que podríamos suponer que se
vieron seducidos por el abrigo que les podía dar la desembocadura del Riachuelo
en el Río de la Plata y la barranca de Santa Catalina (hoy Parque Lezama y los
Altos de San Telmo). Pero desde su nacimiento, la ciudad no tuvo puerto
adecuado para que los barcos pudieran cargar y descargar sus mercancías. Mucho
menos pasajeros.
Cincuenta años después de la independencia argentina, la
ciudad construyó lo que podría llamarse el primer puerto. En 1860 se colocaron
dos largos muelles que se introducían en el río. Uno para pasajeros y otro para
carga. El primero se encontraba a la altura de la actual calle Sarmiento y el
segundo, detrás de la Casa Rosada. Este, era casi una extensión del edificio
semicircular de la Aduana construida por el ingeniero Edward Taylor en 1857.
Esta construcción efectiva pero limitada, fue rápidamente
superada por el desarrollo agroexportador de la Argentina del último cuarto del
siglo XIX. En 1882, el presidente Julio A Roca le encargó al comerciante
Eduardo Madero (sobrino de su vicepresidente) la tarea de construir un nuevo
puerto. El proyecto de Madero en realidad era del estudio de ingenieros Hawkshaw,
Son & Hayter, una empresa británica. El puerto resultó ser una serie de
diques (4 en total) con dos dársenas,
una en cada extremo. Pero el sistema presentó graves problemas desde su
comienzo. El limo que arrastra el río provocaba que esos diques se quedaran sin
calado rápidamente. Y los barcos de carga no podías ingresar porque encallaban.
En pocos años, este puerto fue reemplazado por la propuesta del ingeniero Luis
A Huergo (primero en lograr ese título en Argentina y primer presidente de la
Sociedad Científica Argentina) que en lugar de diques, estaba formado por una 7
dársenas colocadas en forma perpendicular a la costa, con una escollera que lo
recorría longitudinalmente en forma paralela. El proyecto de Huergo, era
precisamente el que había perdido el concurso en favor de la propuesta de
Madero. Ese es el puerto que hoy permanece activo y que se lo conoce vulgarmente
como Puerto Nuevo, a pesar del siglo de
existencia.
El viejo puerto o Puerto Madero (como se lo conoce hoy)
quedó activo solo en los muelles. Sus amplios depósitos albergaron despachos de
correos, aduana y varias empresas exportadores. Pero los barcos amarraban en el
Puerto Nuevo. Hoy, toda esa zona es un barrio de viviendas residenciales,
oficinas, restaurantes y negocios de alto nivel. Puerto Madero es uno de las
principales zonas turísticas de la
ciudad. Lo único que quedó activo desde su construcción, fueron
las dársenas Sur y Norte. En esta última es precisamente donde amarraron los 15
grandes veleros (pertenecientes en su totalidad a las armadas de sus
respectivos países) que se dieron cita en Buenos Aires, en el mes de mayo de 2010, para celebrar los
200 años de la primera proclama revolucionaria y de independencia de Argentina.
La razón por la que la amarra se hizo ahí y no en otro lado, es que la Darse
Norte del viejo Puerto Madero es la “casa” del buque insignia de la Armada
Argentina, la fragata Libertad. En el Apostadero Naval Dársena Norte está el
comando en tierra del buque escuela donde se cursa el último año de la carrera
de oficiales, generalmente con un viaje transoceánico que suele ser una vuelta
al mundo.
Fotos ©sarmiento-cms
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