Fue construido entre 1903 y 1908. Rápidamente se convirtió en un signo distintivo de la plaza Lavalle. Nunca fue el edificio más grande ni más alto, pero era la construcción con mayor personalidad. Enfrentado al Teatro Colon y con el Palacio de Tribunales a su lado, esta obra del arquitecto francés Alfredo Massue es uno de los mejores ejemplos del art nouveau en la ciudad de Buenos Aires. Hoy solo queda la torre con su cúpula y mirador en la esquina de Talcahuano y Tucumán que se destaca aún más frente al modernismo de alrededor.
En forma silenciosa se fue
constituyendo en un signo de la plaza Lavalle. No es el edificio más grande ni
el más alto. Pero es la construcción dominante en este paisaje que rodea al
Palacio de Tribunales. El Mirador Massue es una obra del arquitecto francés Alfredo
Massue, quien realizó importantes trabajos en Argentina y Uruguay a fines del
siglo XIX y principios del XX. Había estudiado en la École des Beaux-Arts de
París y al finalizar adhirió el emergente movimiento del art nouveau. Este
trabajo realizado para el empresario Costaguta, es una muestra cabal y de las
más representativas del estilo en la ciudad de Buenos Aires. La obra diseñada
en 1903 se caracteriza centralmente por la
ornamentación del balcón del primero piso, el remate de la torre y la
abundancia de rostros femeninos típicos de esa arquitectura.
El edificio original en realidad no
era uno, sino dos. Dos estructuras pegadas con accesos diferentes. Uno por la
calle Talcahuano y otro por la calle Tucumán. Este sector era el más grande y
con mayor cantidad de espacio para viviendas. La torre quedaba justo en la
esquina, como una especie de “faro” que llamaba la atención a los paseantes.
El Palacio Costaguta – como su fue
su nombre original por el apellido del empresario que lo encargó – fue concebido
como un edificio de viviendas. En el momento de su construcción, todavía se encontraba en la calle Talcahuano,
entre Tucumán y Lavalle, el Parque de Artillería, que había sido el escenario
de las principales combates del Revolución del ’90, esa que le dio carta de
nacimiento el viejo partido de la Unión Cívica Radical. Pero en 1910 se
resolvió construir en el ese sitio el actual Palacio de Tribunales, una obra de gran magnitud encargada al arquitecto Norbert
Maillart, también francés como Massue. Esta decisión modificaría completamente
el entorno de la plaza Lavalle que, al mismo tiempo, se convertiría en un importante centro de
actividades de la ciudad. El Teatro Colón, situado enfrente de estas obras, se
había terminado de construir en 1908, luego de 19 años de trabajos en su
construcción. De manera tal, que la idea de Costaguta hoy parece bastante
clara, edificar en un lugar en donde el valor de la propiedad ascendería
notablemente.
Hacia fines del siglo XX, la zona había
dejado de ser residencial para ser invadida por empresas, despachos de
abogados, organizaciones jurídicas, editoriales académicas y otras actividades
relacionadas con el mundo judicial. El edificio diseñado por Massue no era
funcional para las nuevas actividades. No era posible usar como oficinas,
espacios concebidos como vivienda. Así, en 1989 el bloque completo fue
adquirido por la empresa Unibon S.A. que, al momento de hacerse con la
propiedad, anunció su demolición y la construcción de uno nuevo preparado para
albergar oficinas. Al mismo tiempo, se publicaron los planos del proyecto
realizados por los arquitectos Caffarini y Vainstein. La muestra del proyecto generó
una intensa polémica en los ámbitos académicos y profesionales de la
arquitectura, como así también en los relacionados con el patrimonio cultural
de la ciudad. Estaba en juego uno de los ejemplos más específicos del art
nouveau en la ciudad de Buenos Aires. Arquitectos como Horacio Spinetto, Mario
Sabugo o José María Peña, entre otros, se movilizaron rápidamente para evitar
la destrucción total.
Finalmente se resolvió dejar en pie
la torre en su conjunto y se autorizó la demolición del bloque con entrada por
la calle Talcahuano, al tiempo que el bloque de la calle Tucumán, con entrada
por el 1325 y 1349, permanecería intacto. La estructura vidriada en la parte superior del
nuevo edificio, provoca que la torre – y sobre todo su cúpula – se destaque aún
de lo que se veía antes. La particularidad de su estilo contrasta con las
líneas rectas y pesadas estructuras de los edificios que lo rodean. Y por los
detalles ornamentales se convierte en un contrapunto (modesto pero contrapunto
al fin) con el Teatro Colón que está justo en frente.
Quien no sobrevivió el paso del tiempo
y sucumbió a la voracidad destructiva del patrimonio, fue el café Fuji que se
encontraba en la planta baja y al que se accedía por la puerta de la base de la
torre. El café rápidamente se convirtió en un importante centro de reunión de
juristas y asesores de todo tipo. Tal como mandaban los cánones de la
época, el café tenía pisos de pìnotea
ornamentados y boiserie tallada artesanalmente en las paredes. Pero de eso,
solo quedan fotos en los archivos personales de los viandantes.
Fotos: ©sarmiento-cms
Con información de Wikipedia
También pueden consultar en
** Spinetto, Horacio: "Tucumán y
Talcahuano. Una mutilación histórica", en revista Todo es Historia n° 346,
mayo de 1996, pág. 70.
** "Edificio Talcahuano y
Tucumán. Réquiem para un edificio en esquina", en revista Summa n° 261,
mayo de 1989, pág. 75.
Etiquetas: Mirador
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