Ahora funciona el Museo de Arte de Tigre que contiene importantes colecciones de arte moderno latinoamericano. La fama de este edificio, de estilo academicista ítalo-francés, se debe a que fue la sede del Tigre Club y su casino; ambos contiguos al Tigre Hotel, lugares que concentraban la vida social, y deportiva de la clase alta de Buenos Aires, en la primera mitad del siglo XX. Está ubicado en la costanera del río Lujan, en el Paseo Victorica 972 de la localidad de Tigre, a 32 km de la capital argentina.
Al final, los acontecimientos
hicieron que este lugar se convirtiera en un museo de importancia por las
colecciones de arte latinoamericano contemporáneo que alberga. El ahora Museo
de Arte de Tigre es uno de los edificios más característicos de una época y
estilo de vida de Buenos Aires. Aunque situado en la localidad de Tigre, a 32
km de la capital argentina, fue en otro tiempo, un punto neurálgico de la vida
social y deportiva de los sectores más acomodados.
Todo comenzó en la última década
del siglo XIX. El 12 de febrero de 1890 se inauguró el Tigre Hotel, un sitio
que en poco tiempo se convirtió es el lugar clave para reuniones, fiestas y
descanso de la clase alta de Buenos Aires. Por esos años, la confluencia de los
ríos Tigre y Lujan, que posteriormente desaguan en el Delta del río Paraná, era
el sitio predilecto y excluyente de la
burguesía porteña para la práctica de los deportes náuticos. Y dos décadas
después de la apertura del hotel, un grupo de empresarios y hacendados se
planteó la alternativa de fundar un club con instalaciones adecuadas para la
práctica del golf, el tenis, el cricket, el remo y la navegación a vela.
La idea comenzó a tomar forma
cuando en 1909 decidieron asociarse los empresarios Emilio Mitre, Luis García y
Ernesto Tornquist. La decisión fue construir un edificio vecino al Tigre Hotel,
ya que este concentraba en la época la mayor parte de la vida social. También
se contemplaba reservar un espacio para el juego, pero eso no se concretó hasta
1927, cuando se instaló el casino. En 1910 quedó constituida la Sociedad
Anónima Tigre Club y decidieron la construcción de la obra bajo la dirección y
proyecto de la firma Louis Dubois y Paul Pater.
Como casi todas las obras de esa
época encargadas a arquitectos europeos, el edificio tiene características
propias del eclecticismo academicista; en este caso de estilo ítalo-francés.
Ambos constructores se habían formado en L´Ecole des Beaux Arts de París. El
cuerpo principal del edificio tiene dos plantas. En toda la construcción
abundan las columnas dóricas simples, las semi columnas, pilastras, arquerías y
motivos ornamentales de palmeras, guirnaldas de flores, hojas de laurel como
emblema de gloria y hojas de encina como símbolo de fuerza.
En los extremos del edificio
central, se levantan desde el primer piso, dos torres redondas que se rematan
en cúpulas bulbosas, con un coronamiento de hierro y aguja final. Sobre el techo armado en mansarda con tejas
grises de zinc, se alza un mirador de forma hexagonal con remate de las mismas
características que las torres laterales.
En el interior del edificio, la
decoración fue reforzada con obras de arte de cierta envergadura e incorporadas
a la construcción. Son ejemplos de ello el marouflage del pintor español Julio
Vila-Prades en la bóveda oval del primer piso, en el que un grupo de ninfas
interpretan melodías con sus diferentes instrumentos, o la escultura de bronce
burilado de la fundición Fonderies Du Val Dósne de París. Entre 1912 y 1913 se
construyó la pasarela que llega al río, formando un conjunto estético más que
destacable, y armando una estructura compleja de gran vistosidad.
El Tigre Hotel y el Tigre Club tuvieron su esplendor hacia mediados del siglo
XX. En sus salones se desarrollaban las
reuniones y bailes más importantes de la burguesía porteña. Artistas como Juan
D'Arienzo, Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, La Jazz Casino, Feliciano Brunelli
y Oscar Alemán eran músicos habituales.
En 1927 se incorporó el casino con 25 mesas de ruleta y punto y banca. Todo acrecentaba la fama en
este lugar. A tal punto, que la película “Gilda” – con Glenn Ford y Rita Hayworth
– fue localizada en este lugar, aunque en este edificio no se filmara ni un
segundo para ese film. Fue simplemente una licencia narrativa de los guionistas
Jo Eissinger, A. Ellington y Maraion
Parsonnet, situar ese drama en este edificio.
En 1939, el Tigre Hotel cerraba sus
puestas definitivamente, luego de una extendida decadencia. Un año después, en
confusas circunstancias, un incendio devoró la estructura del edificio y luego
de la demolición, el predio quedó abandonado. En su esplendor, el Tigre Hotel
estuvo compuesto por un edificio cuatro plantas (planta baja y tres pisos). La fachada tenía un gran trabajo de madera. El
conjunto era rematado por un coronamiento compuesto de un mirador y una torre.
Tenía paneles tallados, grandes espejos embutidos y salones con suntuosa
decoración. Había un ascensor, que era único en la zona, y calefacción en todos
los ambientes. Las habitaciones del hotel estaban bien orientadas y poseía una
terraza al frente a la que se accedía mediante una escalinata de mármol. En la
planta baja, había un gran salón comedor con capacidad para doscientas
personas, un salón para damas y confitería y contaba con salones de billar.
Asimismo, había canchas de tenis, cricket, y pista de patinaje. Con el tiempo
se construyó un espacioso garaje para los automóviles de los huéspedes.
En 1958, el fondo de comercio a nombre de
Diego de la Sota, quien regenteaba las actividades del Tigre Club, tuvo
diversas dificultades económicas. Desde esa fecha en adelante, el lugar es
ocupado por diversas dependencias de la Gendarmería Nacional. Y en 1974,
mediante una ordenanza municipal, el edificio es expropiado y pasa a dominio
comunal.
En 1979, todo el lugar es declarado
Monumento Histórico Nacional. En 1983,
en el terreno baldío, donde había estado
el Tigre Hotel, se construyó el actual Concejo Deliberante municipal y parte
del predio es utilizado como parque del
edifico que hoy alberga al museo. En 1990 un equipo de profesionales empezó
los estudios para la recuperación del edificio. En 1998, bajo la dirección de
obra del arquitecto Hugo Maciñeiras y el arquitecto Héctor Rubén Otero, a cargo
del equipo de restauración, comienzan los trabajos, que concluyen en el 2006, cuando se inaugura
oficialmente el Museo de Arte de Tigre.
El informe sobre la restauración
del edificio de la dirección del museo explica algunos de esos trabajos:
“En la restauración se resolvieron problemas
tales como oxidación de la estructura metálica de las columnas, revoque de
piedra París, copia y reemplazo de lo perdido, limpieza, sellado y
repavimentación con amplias superficies de tejas de zinc cambiadas y pináculos
hechos a nuevo total o parcialmente. De
la pasarela se retiraron 100.000 baldosas hexagonales originales de mármol de
Carrara; se pulieron una por una y, previa restauración de la losa, se
volvieron a colocar, luego de un trabajo que llevó dos años.”
“Recién, en la última etapa, los
trabajos estuvieron orientados a los interiores con reintegración de dorados y
recuperación del estuco original en las columnas. Se buscaron los tonos más
parecidos para reponer artesanalmente los faltantes de las veinte columnas
dóricas de los salones, que tenían cuatro capas de pintura y enduido. Los pisos
de roble de Eslavonia fueron recuperados y las partes ausentes reemplazados,
pero con madera de tono más claro como criterio de restauración que no
enmascara la historia sino que la resalta. La magnificente escalera de mármol
de Carrara debió ser desmontada por partes, las que luego fueron recolocadas,
para reemplazar la estructura metálica. De tramo central hasta el entrepiso y
repartida en dos secciones a ambos lados con pasamanos de bronce es acompañada
por una gran ventana de vitrales íntegramente recuperados manteniendo aún los
colores originales.”
“Accediendo al primer piso nos
encontramos con el salón oval, iluminado por una araña de 1500 kilos de bronces
y caireles de cristal de roca. Sin necesidad de subir mucho la vista,
circundando la bóveda, impacta una pintura sobre seda natural (maruflage)
ejecutada por Julio Vila-Prades y restaurada por el especialista Marcelo
Magadan.”
Galería de imágenes: https://www.flickr.com/photos/sarmiento-cm/albums/72157662555304775
Para la esta nota se
ha usado material de las siguientes
fuentes:
Libro-catálogo “Museo de Arte Tigre. Su historia. Su
colección” (2010); disponible en el Museo de Arte Tigre para su adquisición.
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